3 "POCA HUMANIDAD"

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Hoy por fin entregarían el cuerpo de Mijaíl, el cual sería recibido por Pavel.

Tal cual como dijo Yelena, le harían un entierro digno, como el el se merece.
Yelena tomó la decisión de no ver el cuerpo hasta la ceremonia, ella sentía que no estaba en las mejores condiciones para ver el cuerpo de su amado en un ataúd.

–la ceremonia comenzará en una hora... ¿Segura que estás bien?– pregunto Alice con la voz suave.

Yelena se dió media vuelta y la miró fijamente.

–No...– rompió en llanto mientras que Alice la abrazaba fuerte y la intentaba consolar. –el no debería estar allí... Yo sí.

–No, Yelena... El destino quiso que fuera así, solo recuerda que Mijaíl siempre estará en tu corazón y alma– Alice no sabía cómo actuar en ese momento ya que jamás a visto a Yelena llorar y mucho menos de esa manera tan desgarradora.

El corazón de Alice se encogía al ver a Yelena llorar y estar tan vulnerable en los brazos de Alice.

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Yelena ya estaba lista para la ceremonia.
Miró por última vez su anillo de compromiso y comenzó a caminar hacía el lugar en donde muchos invitados fueron a dar sus condolencias.

El día estaba nublado como si toda la tristeza se reflejará en el cielo, los copos de nieve caía lentamente casi imperceptible.

Yelena se acercó al ataúd bajo las miradas de los muchos invitados.
Yelena tomó su anillo de compromiso y lo dejo junto a las muchas flores que estaban en el ataúd.

*Siempre te aceptaré en mi corazón... Simple guardaespaldas* dijo casi inaudible.

Yelena miró el rostro de Mijaíl, se veía tan cómodo, como si estuviera descansando profundamente.
De pronto sintió un leve escalofrío, suspiro pesadamente y se dirjió al podio para dar su discurso.

–Realmente no creí que haría esto, pero aquí vamos.... Mijaíl fue el mejor hombre que pude conocer, el no tiene ningún familiar... A excepción de mí, el fué mi chófer, mi guardaespaldas, mi novio y mi prometido, pero más personalmente, el fué mi compañero de vida, mi confesor, mi esperanza y mi virtud.

Las personas la miraban atenta.

–Mijaíl, fué, es y será una de la personas más importantes de mi vida... Para las personas que se atrevieron a hacer ésto, solo diré que yo no descansaré hasta que mate a cada uno de los involucrados, quizás Mijaíl no esté contento por mi decisión... Pero el sabría que yo por el mató a todo el mundo si se me da la gana.

A lo lejos pudo ver a Vladimir ponerse nervioso.

–hoy no sólo Será enterrado el amor de mi vida, si no que la poca humanidad y compasión que me queda... Está es una advertencia para todo aquel que intenté pasarse de listo.

Yelena agarró una flor.

–Mijaíl no sólo quedará en nuestros corazones, si no que será el último pensamiento de todos aquellos que se atrevieron a quitarle la vida– la flor que tenía la dejo en el ataúd.

–Hoy tu te llevarás mi alma contigo, te llevarás el único pedazo de amor que tiene mí corazón.

Yelena hizo una señal y lentamente al ataúd fue descendiendo, una lágrima se le escapó pero al instante la secó... Será la última vez que una lágrima de tristeza tocará su rostro.

Ese día fue el día más triste y desgarrador que pudo haber, aunque otras personas pensaban que Mijaíl era un simple guardaespaldas, para Yelena el era su gran amor, el hombre que vió en ella esperanza y cariño, el hombre que jamás la subestimó y el hombre que le enseño que la vida no siempre es injusta.

Ten Piedad © +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora