15 "CONSECUENCIAS"

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Las vacaciones de Yelena y Azael habían acabado. Los problemas en San Petersburgo aún no cesaban, las desapariciones continuaron y como era de esperarse, el FBI no ha avanzado nada en las investigaciones.

Alice se ha encargado de asistir a las reuniones en el ministerio, lo cual no ha puesto muy contento a Nick ya que está buscando por cielo, mar y tierra a Yelena y a su "hija".

–tienes que asistir tú al ministerio.

–ya lo sé Alice, no es necesario que me lo recuerdes... Además aún tenemos que seguir con el plan.

–¿Dejarás tu marca personal?

–como siempre– sonrió con superioridad.

–¿Estas bien?

–¿Porque lo preguntas?

–am no se... Quizás porque has estado con mareos y con un carácter de mierda– dijo con sarcasmo.

–quizás me voy a resfriar.

Alice miró a Yelena de manera confusa, sabía que algo andaba mal con ella.

–¿Tienes hambre?

–siempre.

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Cuando Matheo se despertó relajado y descansado, sintió un momento de paz perfecta antes de que lo sucedido cayera sobre él como un mazazo. Nervioso, se incorporó en la cama, y el corazón le dio un vuelco cuando vio que algunos papeles que estaban en su escritorio ya no estaban.

Esos papeles contenían información sobre la mafia italiana y todo lo que se necesita para poder reunir poder y aliarse con la bratva. Era evidente que Alessandro haría un escándalo al saber de la existencia de esos informes.

Estaba tan asustado que no se atrevió a moverse de la cama, incapaz de enfrentarse a lo que le podía esperar fuera. No le tenía miedo a Alessandro pero si temía a lo que podría ocasionar por culpa de su egoísmo y su poca tolerancia.

Matheo salió de la cama comprobando que, efectivamente, las piernas le sostenían y caminó hasta el baño evitando mirar el escritorio ya que no tendría porque armar un escándalo por unos simples papeles, a menos que contenga algo poco agradable, eso pensarían en la junta de los Gallardos.

Mientras se lavaba las manos, se observó en el espejo. Tenía un aspecto tan absolutamente normal que le costaba creer que pronto tendría a Yelena cara a cara.

Por mucho que intentara convencerse de que no había hecho nada malo para obtener su pase vip para ver a su amada, había una voz en su cabeza, inmisericorde, que le repetía una y otra vez que había hecho algo malo.

Había vendido la mafia italiana a la mafia de francesa, más específicamente a Azael Demetriou. Lo que Matheo no sabía era que Azael no sólo era el jefe de la mafia francesa, si no que trabajaba para Yelena.

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–¡¡Alice!! Por quinta vez, no necesito un doctor.

–lastima, ya llamé a la doctora Miriam, siempre te atiende, no se de que te quejas.

–es que esas veces son con mi consentimiento.

Alice iba a reclamar pero justo llegó la doctora.

–buenos días Alice, buenos días Yelena.

–buenos dias– dijieron al unisono.

Alice se fue dejando a Yelena y Miriam a solas.

–¿como estás?

Ten Piedad © +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora