Ten Piedad © +21

11 "LA POLÍTICA TIENE RIEGOS"

Cómo por arte de magia las desapariciones fueron disminuyendo a un nivel considerable, lo cual era extraño pero se agradecía, todo gracias a las nuevas medidas de prevención de Yelena.

–Emilia Jonson, mujer de 28 años, dentista en un hospital público y una amante de la soledad, fue reportada como desaparecida ayer pero no había indicios de lucha o de problemas en el tomo de la puerta.

–¿No hay ningún indicio de forcejeo en su departamento o algo?– Yelena cuestionó incrédula. –o quizás la víctima conocía al victimario.

–es lo más probable, de lo contrario tendríamos que pensar en alguien que tiene super poderes.

Yelena se quedó pensativa y no volvió a hablar.
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Yelena salió a dar un paseo como de costumbre, caminaba con la extraña sensación de hormigueo en el estómago, su respiración era irregular y su corazón palpitaba muy rápido.

Una camioneta negra se paró a mitad de su camino, de ella bajaron cuatro hombres y comenzaron a tomarla por los brazos, ella forcejeo y comenzó a luchar sin siquiera hacer el menor esfuerzo.
Yelena fue noqueada y calló al suelo de inmediato.

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Lentamente comenzó a abrir los ojos y observó a su alrededor, estaba en una habitación lujosa, atada a una cama, intento forcejear para liberarse de su agarre, pero solo consiguió lastimarse.

–por más que intentes liberarte no podrás, mi amor, no te hagas daño– apareció Nick en el umbral de la puerta.

–me tienes secuestrada, ¿De verdad te preocupas por si me lastimo?– preguntó con ironía.

–si, me preocupo por ti.

Se fue acercando lentamente hacia la cama y con las yema de sus dedos.

–sabes... Desde que te ví, supe que eras la mujer perfecta, con tu carácter de mierda y tu cuerpo de diabla.

–lástima que tú presencia es irrelevante para mí, me enfermas.

Nick le robó un beso a Yelena y se marchó de allí lentamente.

Yelena maldijo y se resignó.

Yelena tenía los ojos cerrados con fuerza, esperando la muerte segura.

Un golpe fuerte se presenció en la habitación, el estruendo causó que Yelena abriera sus ojos de golpe.

–el jefe quiere que usted reciba una lección– dijeron dos hombres entrando a la habitación.

–y... Se van a quedar allí parados o harán algo, gorilas imbéciles.

Ambos mascullaron un *maldita perra* y vendaron los ojos de Yelena.

Yelena comenzó a sentir como la levantaba uno de los hombres, mientras el otro sujetaba sus manos.

De un momento a otro la votaron al piso, al sacarse la venda de los ojos, vió que estaba en un tipo de calabozo.

–eso es todo, ¿que sucederá ahora? ¿Esperan que lloré e implore piedad?.

–a la muy maldita no le importa nada– dijo por teléfono.

Lo hombres se fueron y Yelena observó cada detalle del lugar.

–no tienes que desafiar al señor Nick de esa forma.

Yelena miró de donde provenía esa voz. Era de una mujer que estaba a dos metros de Yelena, a su lado habían más mujeres, Yelena reaccionó de inmediato, eran las mujeres desaparecidas.

–¿Porque están encadenadas?

Todas guardaron silencio, como si temieran decir alguna palabra.

–el señor Nick nos secuestró y nos mantuvo presas y a su disposición sexual.