"Ella sentía placer al lastimar personas que fueran más débiles que ella, su parte favorita de las masacres era susurrarle al oído; te dije que me vengaria"
La gran mansión de Nick estaba siendo decorada, Yelena solo se dignaba a dar órdenes y ver los arreglos del lugar, un grupo de hombres de las fuerzas armadas se ofrecieron para ser sus protectores y llevarla al altar. Yelena estaba sumamente estresada, recordó que la noche anterior había recibido una carta la cual no abrió por cuestión de tiempo.
Querida Yelena:
He pasado mucho más tiempo del que habría deseado preguntándome si escribirte esta carta ahora mismo era una buena idea. Lo último que deseo es molestarte y si esta carta reabre la vieja pelea que tuvimos, solo bastará una palabra tuya para evitar hablarte... Seré directo, así que lo diré sin rodeos: te echo de menos, volveré en dos días a partir del día en que te llegó está carta. Los meses aquí me han hecho extrañarte, tanto yo como Svetlana te necesitamos. Quiero que seamos una familia y que el día en que lleguemos tú estés esperándonos, te amo, he cometido un error en mi estancia aquí, pero te prometo que mi amor por tí hará que no se vuelva a repetir. Te amo mi bella dama.
Siempre tuyo: Azael Demetriou.
Cuando Yelena terminó de leer la carta, su semblante era impasible, pero la mano que la sostenía temblaba un poco. El día de su regreso era el mismo día en dónde ella estaría en el altar con otro hombre, era una decisión de amor o poder. Durante estos meses Yelena había tenido momentos en los que incluso había olvidado que tenía un "algo" con Azael.
Yelena no sabía sí su amor por Azael superaba su ambición y orgullo.
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Yelena salió de la mansión hacía el cementerio. Yelena llegó apenas dos minutos después, con el rostro cubierto todavía por la capucha de su abrigo y con sentimientos revueltos, si bien sabía a lo que se refería Azael con su "error", Alice ya se lo había comentado un día ante y eso la dejó abrumada pero no bajó la cabeza ante nada. Ahora más que nunca necesitaba que Azael la olvidara por completo o de plano cambiar sus planes y acortar su vida de casada. La respuesta estaba ante sus ojos.
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–¿Rosas o claveles?– Sara se paseaba de lado a lado con una libreta en sus manos.
–Rosas– Yelena la observaba mientras bebía un gran trago de vodka. –¿puedes quedarte quieta? Me pones nerviosa.
–bueno Relájate– se quedó mirando por un instante el librero que se encontraba a su izquierda. –¿Quien es
Rina Anastasia?–es mi abuela.
–¿Como era ella?
–era una de las mujeres más hermosas que había en Rusia, sin mencionar que es la mujer que no se dejaba dominar por nadie– Yelena recordaba como es su abuela. –ella era rubia y de ojos azules, tenía un cuerpo envidiable y por lo que mi abuela me dijo, ella siempre se pintaba los labios de una rojo pasión.
–¿Y que le pasó?– Sara se hacía una idea más o menos de la imagen de Rina.
–nada, ella sigue viva... Dicen que hierva mala nunca muere, aún es bella pero los años no pasan en vano– sus recuerdos la invadieron. –sus experiencias personales se convirtieron en un círculo vicioso e ilimitado, llevándola a una vida aburrida y sin emoción.
–hay que admitir que todos amamos el peligro y la adrenalina, pero cuando ya experimentas todo eso quedas en las desilusiones. Me imagino que tú abuela fué una mujer de la mafia... Cómo tú.
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Ten Piedad © +21
ActionLIBRO II DE LA TRILOGÍA "SANTA DEMONIA". el rencor y el odio de Yelena causó que las puertas del infierno se abrieran, provocando que sus enemigos imploren piedad pero *la bratva y Yelena no perdonan ni olvidan. la Reina de la mafia Rusa volvió cau...