Extra I

1.2K 35 0
                                    

Me dejé caer sobre la cama, suspirando pesadamente. Oddie no dudó ni un solo segundo en saltar sobre ella y lanzarse sobre mí.

Coloqué el test de embarazo sobre mi barriga mirando hacía el techo fijamente. Iker lo miró, me miró, miró al perro, miró a Luna, frunció el ceño y masculló una palabrota, pasándose las manos por el cuello.

―¿Cuánto se supone que hay que esperar? ¿No pueden decirlo ya? ¿Si es sí o no?

―Son de tres a cinco minutos ―le puse mala cara, cogiendo su mano cuando pasó por mi lado―. Relájate.

―Amor, no sé cómo mierda estás tan relajada, pero la idea de ser papá de nuevo no es que me relaje demasiado...

Sonreí, dejando el test de lado para sentarme sobre la cama y mirarlo mejor. Enredó sus dedos con los míos, apretando los labios.

―A ver, sí, tienes razón, pero... no lo sé... supongo que siento algo que me dice que, si es positivo, sería una experiencia genial, y si dice que es negativo...

―A seguirlo intentando, ¿no? ―me sonrió, subiendo y bajando las cejas.

―¡Ik!

―Ambas opciones me parecen geniales. Pero necesito saber ya si al fin voy a tener un bebé con mi esposa o tendremos que irnos de noche de bodas de nuevo.

―Deja de hablar de eso frente a Luna, Iker Henterman.

Alzó las manos en señal de rendición, pero seguía pareciendo tenso. Me levanté de la cama y pasé mis brazos por su torso, abrazándolo. La idea de ser madre no era del todo muy emocionante, pero que Iker estuviera aquí... con Luna, teniendo una familia... me ponía mucho más contenta de lo que quería admitir. Y me relajaba, demasiado.

―¿Qué pasa? ―pregunté en voz baja, apartándome lo suficiente para poder mirarlo.

―Nada, ¿por qué iba a pasar algo?

―Venga, dímelo. Sé que pasa algo. Te has puesto... no lo sé... tenso.

―Si siempre he estado igual ―se encogió de hombros, enredando un mechón de mi pelo en su dedo.

Alcé una ceja, poniéndome firme.

―Vale. Eh... ―suspiró, arrugando la nariz―, no sé cómo iría que... fuera padre de nuevo. Sé que... todo esto con Luna y contigo ha sido maravilloso. Muy genial para ser verdadero. Pero... mhm...

Me dio un vistazo, apretando los dientes.

―No va a pasar lo que pasó con Beck, Ik ―susurré, pasando una mano por su mejilla.

Él apretó los labios, sí que le preocupaba. Y lo que me molestaba es que lo intentara ocultarlo.

―No lo sabes. Podría... no sé... ir todo bien cómo iba con ella, el bebé estar bien... tú estar bien y... no lo sé... de pronto todo podría irse a la mierda en un par de horas, ¿sabes? ―se inclinó un poco hacía mí y en voz baja agregó―: No quiero perderte otra vez.

Tragué saliva, dejando caer mi cabeza contra su barbilla. Yo tampoco estaba segura de poder perderle otra vez. No sabía que iba a suceder si le perdía. Simplemente... no podía perderlo. Todos estos meses habían sido geniales, ser la figura materna de Luna de principio me asustaba hasta la mierda, pero luego... me empezaba a dar miedo que le doliese algo... que tuviese una pesadilla... o que simplemente no tuviese lo que necesitaba. Yo no ser lo suficientemente buena como quizá lo hubiese sido su verdadera madre.

Hasta que me dijo mamá.

Su primera palabra.

Había llorado como nunca. Había sido... un revoltijo que no podía describir de emociones. Iker, cuando había llegado de hacer ejercicio, había sonreído y había dicho que era su madre realmente. Había llorado más, sí. Y aunque él había intentado ocultarlo, también le había caído una lágrima.

Iker Henterman (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora