Iker Henterman (En edición)

Capítulo 10

Mini maratón chikibeibi así que deja tu voto y comentario <3 

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Una sombra negra perfectamente conocida para mí se carcajeó en mi cara al igual que todas las otras copias de ella mientras apretaban la cuerda que rodeaba mi cuello con fuerza. Con tanta fuerza que, a pesar de saber que era una pesadilla, podía sentir como el aire se atascaba en mis pulmones.

—¿A quién llamarás ahora, Billie? —se burló la sombra mayor, nombrándome por como lo hacía mi hermano—. ¿A tu noviecito el Henterman? O... ¿a Javiercito? Uh... ambos esconden muchas cosas que quieras o no, te lastimarás tanto, que la idea de suicidarte cobrará más vida que nunca.

—¡Suéltame, pedazo de imbécil! —me sacudí entre las cuerdas.

—¿Sabes que es lo que esconde Javier? ¿Sabes la magnitud del secreto que esconde Iker? ¿Sabes quien realmente es Julieta? Si quieres salir de ese hoyo tan asqueroso en el que tu misma te has metido, lo único que tienes que hacer es matarte, Billie. O irte a la mierda del mundo sola. Dejar todo atrás y conocer un mundo nuevo. Un mundo que no te hará daño si conoce tus debilidades. Y lo sabes.

—¿Sabes que es lo único que sé, cabrón? —mascullé, inclinándome hacía delante—. ¡Que eres un hijo de puta malnacido sin nada más que hacer!

—Es por tu bien, Billie —repitieron en un coro todos juntos, riéndose—. Es por tu bien, Billie. Es por tu bien, Billie. Es por tu bien, Billie. Es por tu bien, Billie. Es por tu bien, Billie. Es...

—¡Callaros de una vez, maldición! —chillé en un sollozo ahogado por la cuerda—. ¡Callaros, maldita sea!

—Isabella... —alguien me sacudió, provocando que la cuerda tirara más de mi cuello y un pozo negro se formara por debajo de mis pies—. ¡Isabella!

—Dejadme en paz, por favor —lagrimas rodaban por mis mejillas libremente mientras las sombras me sacudían peligrosamente hacía el gran hoyo negro—. ¡Basta ya, joder!

—¡Anderson, ya! —alguien me abrió los ojos a la fuerza, haciendo que reaccionara y viera a Iker con el ceño fruncido y las manos cubriendo mi cara sudada.

Me levanté con rapidez de la cama por acto de reflejo, jadeando. Era consciente de que estaba sudando y que mi respiración no estaba para nada controlada. Por ello, caminé hasta el baño y me encerré allí, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria detrás de mí.

Dejé caer mi espalda en la puerta, permitiéndome llorar con fuerza. Sollozos ahogados por mis manos no paraban de salir de mi garganta. La piel de mis manos ardía avisándome de que si no me detenía tendría un ataque de ansiedad como todas las noches que pasaba.

Las palmas de mis manos picaban al igual que mi garganta. Mis mejillas ardían al igual que mi lengua.

Iker tocó la puerta dos veces, haciendo que, involuntariamente, los sollozos aumentaran.

—Isa... sal de ahí y conversemos, por favor... —susurró, y casi pude jurar de que tenía los labios contra la puerta—, todo estará bien, solo conversemos, ¿vale?

No me pasó desapercibido, en absoluto, que su voz había sonado más ronca de lo habitual ni que su voz sonó ahogada, como si tuviera la frente pegada a la puerta.

—Estarás bien... solo tienes que ser fuerte —murmuró, golpeando nuevamente la puerta—. Venga, Isa, abre la puerta...

Sin ni siquiera saber por qué lo hacía, me paré del suelo con lentitud e Iker aprovechó para abrir la puerta y entrar de inmediato. Su rostro solo demostraba lo preocupado que había sonado, sus puños estaban ligeramente apretados al igual que su mandíbula.