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Décimo noveno acto

Ambos van a paso lento, casi perezoso. Jimin siente unas inmensas ganas de lanzarse a los brazos de Namjoon y agradecerle por haber hecho tal espectáculo sólo para poder tener un rato juntos, una noche entera; pero una vez están lo suficientemente lejos como para solo escuchar el eco de las voces y la música, el mayor le roba la idea. Este se gira y se inclina para rodear su cintura, apoyando la barbilla en su hombro y haciendo a Jimin voltear hacia arriba a la vez que le rodea el cuello con los brazos.

Estando frente a los demás no les había dado vergüenza demostrarse cuánto se habían extrañado, pero necesitaban ese momento a solas para de verdad expresarlo tan intenso como lo sentían, y así lo hacen. Namjoon lo abraza con la fuerza con la que lo sostuvo ese día que tuvo una discusión con su madre y necesitaba el calor de Jimin, este le regresa el abrazo con la misma fuerza, ahora enterrando la nariz en su cuello y empapándose una vez más de Kim Namjoon.

—Te iba a decir lo mucho que te extrañé esta semana —susurra Jimin, haciéndole cosquillas en el cuello con sus labios—, pero eso ya lo sabes.

Namjoon se echa hacia atrás un poco, subiendo sus manos a ahuecar los espacios bajo las orejas del más bajo, pasando los pulgares por sus mejillas.

—No, de hecho no lo sé —finge con una sonrisa, acariciando la nariz ajena con la propia. Jimin lanza una risita, sus brazos bajando a abrazar la cintura del castaño, acercándose un paso hasta que sus pechos se rozan.

—En verdad te extrañé —murmura Jimin sobre sus labios y por encima del sonido de las olas rompiendo a sus costados—. Y la verdad no me importa cómo suene esto, pero me hiciste más falta de lo que probablemente crees. Cuando estábamos en el restaurante hace unas horas, quería salir corriendo, Joonie. Pensé en ti, quería verte. Pero...

—Pero... No esperabas verme en ese preciso momento —sus hombros se sacuden en una risa sorda, mientras que la sonrisa de Jimin crece. El rubio niega.

—No, no lo esperaba. Pero eso me hace pensar en que en serio llegas cuando más te necesito —su mirada brillosa recorre la contraria, Namjoon pestañea lentamente, su hoyuelo derecho resaltando en una mueca conmovida—. Gracias por eso. Por todo, en general.

Namjoon piensa en una manera de decirle que no ha sido nada sin sonar repetitivo, pero en palabras no se le ocurre nada y prefiere no no hacerlos esperar más, une sus labios de la forma reconfortante en la que solo ellos encajan perfectamente uno con el otro, haciéndole saber así al menor que el sentimiento es recíproco. Junta sus frentes al separarse.

—Te quería pedir perdón —el moreno presiona los labios en una línea, Jimin frunce el ceño, subiendo a verlo.

— ¿Pedirme perdón? ¿Por qué?

Namjoon encoge un hombro hacia su oreja.

—Haberte ignorado casi tanto como los demás y ocultarte todo esto. No tenía mucho sentido hacer algo así, sabía que de alguna manera te haría sentir mal y eso no estuvo bien.

El rubio exhala una risa, sonriendo sale del agarre de Kim y toma su mano.

—Ah, Kim Namjoon... —niega con la cabeza, tirando de él para acercarse más a la orilla de la playa y que el agua fría moje sus pies descalzos— Eres un tonto.

—Va, pero tampoco te burles —alza una ceja, por poco haciendo puchero. Park se ríe, saltando sobre el agua y salpicándolo, sin soltar su mano en ningún momento.

— ¿Alguna vez te han dicho que eres demasiado bueno para este mundo cruel? —se alza de puntas para hablarle tan cerca como puede. Namjoon todavía lo mira con una ceja arqueada.

—Mmm.

Jimin le da un beso casto.

—No tienes que pedir perdón por nada, Joonie. Sí me molestó, pero no es para tanto, es absurdo, más bien. Creo que este fin sí justifica los medios —sus comisuras se elevan—. Fue una buena sorpresa y... Viéndonos aquí, sin nadie que nos pueda decir algo acerca de... —deposita otro beso suave en los labios del mayor— Esto —y no evita sonreír con coquetería haciendo ademán para volver a girarse hacia el mar—. También fue un buen regalo.