— ¿Jiminie? ¿Estás bien?
El rubio vacila cuando Joon llama su nombre, sin girar a verlo de inmediato, parpadea varias veces antes de poder formular palabra.
—Podemos... ¿Podemos entrar... un momento? —con su dedo señala, habiendo tomado el coraje suficiente para pedirlo. Aún así, Namjoon no evita arquear una ceja.
— ¿Quieres entrar a... la capilla? —por un costado del rubio, mira hacia los adentros del lugar decorado con una cruz en el centro y distintos cristales de colores que iluminan la habitación de la misma forma. Ladea la cabeza, considerando con una mueca en los labios que quizás no sea una buena idea— ¿No vamos a quemarnos si entramos ahí?
Cree que su broma puede hacer reír al bailarín, pero sucede todo lo contrario porque, como otra primera vez, Namjoon observa el brillo desaparecer de los ojos de Jimin y sus hombros bajando en jadeo decepcionado poco disimulado. Al mayor no le hace tanta gracia entonces.
Jimin sacude la cabeza, volviendo a recuperar la postura y la línea de sus pensamientos, y tomando una inhalación profunda traga el nudo en su garganta.
—Olvídalo. Vamos.
—Jiminie, Jiminie —le toma la muñeca cuando el menor comienza a caminar, impidiéndole que prosiga—. Lo siento, no fue mi intención. Si quieres entrar, entonces entremos.
Jimin sube a verlo con ojos brillosos y labios casi formando un puchero de nuevo, le ha dolido y cree que no está haciendo mucho para ocultarlo, pero no puede culpar a Namjoon de pensar de la manera en la que piensa, pues es un caso especial. Nunca ha pedido que lo entiendan, de todas formas.
— ¿Seguro? —pregunta el menor, Namjoon le asiente sin titubear esta vez.
—Seguro. Ven.
Tras otro suspiro, Jimin mira de nuevo hacia la capilla y con paso lento ambos se adentran. El silencio los rodea por completo y de alguna manera aturde a Namjoon, piensa que incluso si dejara caer una aguja el estruendo podría hacer eco en la habitación. Es cálida y no hay más nadie ahí además de ellos, pero no evita sentirse incómodo y los escalofríos que lo mantienen alerta le recorren la espina. El mayor creyó que Jimin solo querría entrar, hacer algún tipo de reverencia e irse, pero el rubio toma asiento en la última fila de la derecha y mantiene su vista fija hacia el frente, en donde se postra la cruz de madera oscura, así que vacilante va a sentarse junto a él.
Namjoon dejó de creer en algo como "un solo Dios" desde antes de que su abuela muriera y ellos tuviesen que mudarse. A él no le tomó demasiado saber de quién hablaban cuando se referían a milagros y cosas divinas, de la misma forma tampoco le costó percatarse de quién era el que permitía que tantas cosas viles sucedieran en el mundo. Un "todopoderoso" que no movía nada y que la gente siempre se excusaba detrás de su nombre para continuar haciendo el mal. Nunca existió una verdadera relación con él, pero los fanáticos de la religión le parecían un chiste, queriendo llamar la atención y juzgar a otros siempre que tuviesen la oportunidad.
Tiene curiosidad de lo que pasa por la mente de su menor y el por qué parece tan absorto, como si estuviese recordando algo con densidad. Namjoon espera el tiempo que cree adecuado para preguntarle con cautela:
—Jiminie, ¿qué estamos haciendo aquí?
Lentamente Jimin vuelve a su voz, mirándolo con ojos cristalinos, viéndose vulnerable por más que desea no mostrarlo, es muy tarde. Todo se ha removido dentro de él al vislumbrar ese lugar por el rabillo de su ojo. Y se siente temeroso, porque a pesar de que Namjoon lo ha visto en momentos de debilidad, este es uno completamente distinto y ajeno a todo lo anterior que el mayor ha podido presenciar.
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Estrella Fugaz » pjm + knj
Fanfic"Estrella fugaz a las 21:00 Puerta a tu derecha, pasando la cocina hasta llegar a la última salida" La vida de Jimin es la danza y un teatro; es su paraíso, pero también su infierno. Namjoon encuentra paz en ese paraíso, junto con su infierno y su...