Estrella Fugaz » pjm + knj

Décimo primer acto

Bésame antes de irte, ¿sí?

El recuerdo es vago pero Namjoon sabe que pasó. La melodiosa voz de su ángel bailarín precisamente antes de dejar de tener noción de su entorno no es algo que su mente pasaría por alto así como así.

El despertar al lado de Jimin, sintiendo la respiración del pelinegro en su cuello, le confirma que lo de anoche no fue un sueño, en absoluto. Acaricia sutilmente los mechones del menor entre sus dedos y sonríe, no queriendo moverse ni un poco para no despertarlo, pero con todo cuidado sale de su agarre y no evita mirarlo.

Namjoon no puede decir que no sintió miedo cuando Jimin lo besó la noche anterior, ni fingir que no se sintió más vivo que nunca al haberlo sostenido de la manera en la que hizo. No sabían si estaban haciendo lo correcto, más aquello era lo de menos porque ambos lo querían, lo deseaban intensamente. Se dio cuenta de que tanto Jimin como él no pudieron disfrutar de una infancia y una adolescencia plena, esas que de alguna manera se sienten cómodos de realizar cuando están juntos. El escaparse, esconderse, bañarse bajo la lluvia, emocionarse con besos subidos de tono y mirarse con adoración...

Jimin es la vida que Namjoon nunca pudo tener, manifestándose en lo que presiente que es un momento crucial.

Revisó la hora en su teléfono cuando se despertó; iban a ser las 6am, cuando volvió a revisar eran las 7:15. Se quedó una hora y algo más admirando lo pacífico que lucía el semblante de Jimin mientras dormía, pensando en lo mucho que quisiera quedarse para verlo despertar, para desayunar con él aunque no tuviese apetito, para acompañarlo lo más cerca posible de su casa y verificar que llegase a salvo... Pero tiene que ir a cumplir horario en el restaurante porque apenas es jueves, así que estudia su rostro un instante más, preguntándose en dónde debería dejar su beso de despedida.

Si en sus mejillas sonrojadas, su nariz pequeña y puntiaguda, su bonita frente o de plano en sus labios un tanto resecos, pero no por eso menos atractivos, justo ahora adorables por el leve puchero que se asoma. Namjoon suspira, hallándose en el primer gran dilema después de mucho.

Quisiera llenarlo de besos, no le importa que tan ridículo o niñato suene, es la verdad. Nunca se cansaría si llegase a tener la oportunidad. Las palabras de su abuela repitiéndose en su cabeza diciéndole que el amor no mide el tiempo no le ayudan para nada, pues ella tenía toda la razón igualmente.

Piensa que besar su mejilla será lo más sensato, teniendo en cuenta que ayer Jimin tuvo un día exhaustivo y merece descansar, por lo que realmente no desea despertarlo. Sin embargo, la presión de sus labios sobre la mejilla del menor perdura más de lo que planeó y éste se remueve cuando siente cosquillas en su rostro, junto a un aliento en su oreja.

Jimin abre los ojos y Namjoon no tiene tiempo de apartarse, cuando el pelinegro está acunando su rostro y parpadea repetidas veces en un intento de que su vista se aclare. El mayor sube las comisuras, encantado con los ojitos del otro que están más pequeños de lo usual, ligeramente hinchados y que tratan de percibirlo por encima de la penumbra.

— ¿Joonie? —pregunta con voz diminuta, suspirando todavía muy somnoliento— ¿Adónde vas?

—A trabajar, Minie —le murmura bajito de vuelta, acariciando la muñeca de la mano posada en su rostro—. Te llamo más tarde, ¿sí? Avísame cuando llegues a tu casa.

—No, no, espera, espera... —estira su brazo cuando Namjoon besa su pómulo y se aleja, luchando contra el inmenso sueño que siente para sentarse sobre la cama.

—Jimin...

—No te vayas... Espera...

El más bajo restriega su rostro y todavía con los ojos cerrados se levanta de la cama, tambaleándose un poco pero logrando mantenerse en pie un instante después. Namjoon presiona los labios para no reírse. Jimin es tres veces más gracioso cuando está recién levantado, con su rostro hinchado, cabello despeinado y llevando tanto sueño con él que, viéndolo bien, probablemente volverá a caer como plomo a la cama una vez él se haya ido.