Capitulo 1

592 34 4
                                    

Phoebe

—No puedes hacerme esto —le supliqué.
—Lo siento, pero no puedo seguir con lo nuestro, no después de enterarme de todo.
—Por favor Nate... —lloré.
—Lo siento Phoebe.

Nate salió por la puerta sin mirar atrás, me tiré en el suelo para llorar en posición fetal, mi corazón dolía de nuevo, no, esta vez no lo soportare.

Sentí una mano que me acariciaba mi cabello, se sentía tan bien.

—Tranquila, pequeña —abrí los ojos y ahí estaba él, mi corazón se aceleró — Ahora yo cuídate de ti — le apareció esa sonrisa lobuna, iba a pegarme cerré los ojos para recibir el golpe.

Me levanté exaltada y sudorosa a pesar de que afuera había frio; toque su lado de la cama y estaba vacío, volví a exaltarme, busqué con la mirada, pero no estaba en la habitación, nerviosa me puse mi bata y salí a buscarlo, se encontraba hablando por teléfono, lo abracé por detrás haciendo que se sobresalte, le di un besó en su hombro, puso su mano en la mía, necesitaba sentir su calor después de aquella pesadilla.

—En un rato vuelvo a hablarte —Colgó el teléfono. Dio media vuelta para poder verme —Buenos días, Pebe —me sonrió.
—Buenos días, mi chapulín —le sonreí de vuelta.
—¿Cómo dormiste? —me dio un beso, en la comisura de mi labio haciéndome suspirar.
—Bien, hasta que no te sentí en la cama.
—Lo siento, tenía una llamada importante.
—No te preocupes —lo abracé poniendo mi oído en su pecho, mi lugar favorito, amaba escuchar su corazón latir.
—¿Qué pasa? —preguntó curioso.
—Nada.

No quería hablar de las malditas pesadillas que se instalaban en mis sueños de vez en cuando y de las cuales no le había dicho nada a nadie. Me avergonzaban.

—¿Quieres seguir durmiendo? —negué con la cabeza. —¿Quieres desayunar? —asentí.
—Vamos a pedir que te hagan algo para desayunar, la última vez que quise hacerlo falle.

Empecé a reír, por aquel recuerdo.

—Si porque no se me antoja comer sándwich quemado hoy.
—Estuvieron buenos. —se quejó.
—Si tú lo dices.
—vamos que debes estar congelándote —En realidad con su calor tenía suficiente, abrazados entramos de nuevo a la cabaña.
—Buenos días —saludó Jan, el chef.
—Buenos días —saludó al chef — ¿podría preparar el desayuno por favor?
—En seguida —Nos sonrió — y Felicidades.
—Gracias —sonreí satisfecha.

Le di un vistazo a mi anillo en forma de óvalo con el diamante color rojo y pequeños diamantes blancos alrededor.

—Todo listo —el piloto nos habló por los audífonos, Nate subió el dedo pulgar para decirle que estábamos bien.

Me entusiasmas volver a ver las auroras boreales e íbamos en busca de una, el helicóptero subió al cielo, nunca dejaré de maravillarme de lo hermoso de la naturaleza, las montañas cubiertas de nieve que se veían tan grandes y a la vez más chicas desde la altura. Le sonreí a Nate que me veía con una sonrisa.

—¿admirando la vista?
—Siempre. —Se llevó mi mano para darle un beso.

Aún recuerdo cómo si hubiera sido ayer cuando apareció en la tribu, para confesarme y pedirme que estemos juntos, suspire nostálgica, desde eso ya había pasado casi un año, habíamos decidido venir a Islandia antes de que regrese a Inglaterra a mis deberes, tener una relación con Nate no era nada de lo que esperaba, estuvo un mes acompañándome, sin embargo, él también tenía sus propias obligaciones, así que pasamos algún tiempo separados y 30 días volvíamos a vernos para volver a pasar 15 días juntos, tener una relación a distancia era un asco, pero a la vez me gustaba porque hacíamos que funcionara y lo superamos el primer año, bueno... casi un año. No todo era miel sobre hojuelas por nuestros diferentes temperamentos por así decirlo.

The CrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora