Capitulo doce.

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—¿Qué quieres hacer?—pregunta Grant mirándome, antes de encender el auto.

Hemos dejado a Amellie en la academia y no debemos buscarla hasta las cinco, deben unas cuantas pruebas más y luego tendrá clase, pero ha sido aceptada.

—No lo sé.—respondo.

—¿Vamos a mi departamento?—murmura no muy seguro y asiento, será extraño estar en ese lugar luego de tanto tiempo. Pone el auto en marcha, y conduce en silencio, me dedico a mirar por la ventana, hay cierto ambiente incomodo y no se el porqué, pero sé que lo descubriremos, ya que tendremos un tiempo a solas.

Y me siento aún mas nerviosa cuando llegamos al barrio, recordar todos los momentos, que habíamos pasado...

Aparca el auto fuera el edificio que se mantiene de la misma forma, no le miro, aunque siento su mirada sobre mí, sólo miro el edificio. Abre la puerta y nos adentramos al ascensor, para subir a la sala. Nos mantenemos en silencio.

Ahora abre la puerta que da lugar a la sala y me encuentro con el mismo lugar de hace tres años, no ha cambiado absolutamente nada.

—Tienes todo igual.—hablo.

—Sí.

Empiezo a caminar y bajo los escalones, pero frunzo el ceño al ver el desastre que hay sobre la mesa. Le miro.

—Lo siento, no he ordenado...—murmura incómodo. Me siento en uno de los sofás observando la mesa: botellas de licor, colillas de cigarros, bolsas plásticas, pequeños trozos verdes en algunas partes y polvo blanco en otras. —Podemos ir a la cocina si quieres.—dice acercándose a mí.

—No, esta bien.—digo sin dejar de mirar a la mesa, ¿como pretendía que trajera a Amellie acá?—Pensé que tratabas de dejarlo.—señalo el polvo blanco, que es claramente cocaína.

—Es viejo, sólo he fumado marihuana y no ha sido ni siquiera aquí.—explica y asiento, se sienta junto a mí en el sofá. —Necesitábamos este tiempo a solas,¿no crees?—murmura.

—Si, me siento extraña al estar aquí de nuevo.

—Es normal, supongo.

—¿Arriba sigue todo igual?

—Sí.

—¿Tienes nuevos cadáveres?—pregunto, ni siquiera se porque quiero saber, tal vez el silencio incomodo que hay lo provoca. Aprieta los labios y mira al suelo. —¿Eso es un sí?

—Beth...

—Mierda Grant, te estoy preguntando y quiero una respuesta.

—Si, si hay.—suelta una respiración y enseguida enciende un cigarrillo.

—Vale.—aprieto la mandíbula.

—No entiendo esta tensión que tenemos ahora.

—Yo tampoco lo entiendo, ¿ocultas algo?—el niega.

—¿Tú?

—No.—muerdo el interior de mi mejilla. Apaga el cigarrillo sobre la desordenada mesa.

—Necesito besarte.—murmura y le miro sin expresión alguna, yo también lo necesito.

—Tienes una extraña forma de mostrar tus sentimientos, ¿sabes?

—Al menos los demuestro de alguna forma,¿no?

—Sí, supongo.—se acerca tomando mi mejilla para acariciarla y enseguida sus labios rozan los míos de forma delicada.

Nuestros cuerpos se tocan y sus dedos se enredan en mi cabello acercando mi rostro mas al suyo, haciendo que nuestros labios se devoren de cierta mañera desesperada, su lengua roza mi labio pidiendo por un permiso de explorarme mas, la entreabro y enseguida nuestras lenguas empiezan a juguetear, a acariciarse y a devorarse. Me muerde el labio superior y sus manos bajan a mi cintura, nos separamos un poco y me levanto colocándome a horcajadas. Suelta un leve jadeo, mientras poso mis manos en su nuca, como lo extrañaba.

Shades Of Collapse {2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora