Shades Of Collapse {2}

Capitulo treinta y cinco.

Termino de acomodar mi vestido color turquesa con flores en gris y dejo mi cabello suelto.

—Mami, lindo vestido.—dice Amellie llegando a la habitación 

—Gracias.—sonrío y me acerco inclinándome para darle un beso en la mejilla

El timbre suena, tomo a Amellie de la mano y me dirijo para abrir, encontrándome con Enzo, Fabrizzio y otros dos hombres desconocidos.

—¡Abuelito y Fabritio!—exclama Amellie emocionada y se suelta dirigiéndose a mi papá

—Hola hermosa.—dice levantándola y le da un beso en la mejilla

—Hermanita.—Fabrizzio dice sonriendo, mientras pasa y me da un beso en la mejilla 

—Hola Beth.—dice mi padre pasando y le echa un vistazo a mi departamento—Debimos hacer la reunión en una suite,¿no crees? 

—Hola a ti también papá.—digo rodando los ojos 

Amellie pasa a los brazos de Fabrizzio.

—Un gusto señorita, Previtti, soy Luke Hamilton, y mi compañero David Pucchini.—me estrecha la mano y luego su compañero hace lo mismo 

Pasamos a la sala y debido a mi único sofá nadie se sienta, a excepción de Fabrizzio que esta muy acomodado con Amellie.

—Podemos pasar a la cocina, al mesón, es más cómodo.—hago una mueca 

Todos asienten y nos dirigimos a la cocina, hay seis taburetes así que se acomodan.

—Tenemos que esperar a Michael y al amigo de Grant.—digo apoyando mis manos sobre el mesón

—Podría darnos un pequeño resúmen acerca de la situación.—dice Luke 

Comienzo a explicarles la situación a medida que ellos asienten y comienzan a tomar notas.

—Esto es personal, y Sarkozy tiene demasiado poder.—digo haciendo una mueca 

—Podemos hablar de que les vamos a matar.—dice mi padre y le lanza una mirada a Fabrizzio el cual abre los ojos 

—Am cariño, ve adentro a jugar.—digo, Fabrizzio la baja de sus brazos y ella corre adentro 

—¿Matar? Yo he venido aquí a defender.—el esta horrorizado 

—Como abogado debes saber que en estas situaciones no hay otra que matar.—habla David y le miro sorprendida 

El timbre suena una vez más y me levanto para abrir mientras les dejo conversar, es Michael.

—¿Todos ya están?—pregunta entrando y niego

—El tal Abraham dijo que llegaba a las tres, así que no tarda.

El ríe.

—Fabreschi queriendo hacer las cosas a su manera.—dice burlón y asiento

—Veremos eso.—ruedo los ojos 

—¡Assante!—exclama mi padre y el sonríe estrechándole la mano

—Previtti.

—Veo que sigues en los negocios,¿eh?—se sienta en el taburete de al lado 

—Nos pondremos al día luego,¿qué han pensado?—digo 

—Haremos que los asesinatos se dirijan a Sarkozy, además con la muerte de...—el timbre suena interrumpiendo a David y ruedo los ojos por otra vez mas fastidiada, levantándome y dirigiéndome a la puerta para abrir