Dear Keisuke: I still love you. [BajiFuyu] |

I never say goodbye.

— Anoche te esperé, pero nunca llegaste. — Comenzó diciendo, había una pizca de acusación en sus palabras. — Luego de la pelea me fui a casa, curé mis heridas y te esperé sentado en el borde de mi cama.

Quería verte entrar por la ventana como si nadie en mi familia supiera que nos juntábamos, como si estuviéramos haciendo algo malo. Esperé hasta las 3 am, miré ese vidrio enmarcado a la espera de que el ruido de una pequeña piedra me saque del trance en el que me encontraba.

Quería salir, Keisuke. Quería que nos escapemos como todos los días lo hacíamos. ¿Por qué no puedes venir a buscarme?

Matsuno estaba de pie frente a un mármol. Estaba frente a su mejor amigo. Su ceño fruncido delataba lo molesto que estaba, sus manos temblorosas sosteniendo aquella hoja llena de garabatos, palabras, pensamientos y dibujos dejaba a la vista el remolino de emociones que lo ahogaban.

Matsuno Chifuyu quería gritar y ya no podía.

Caí en cuenta que nunca más ibas a llegar hasta mi ventana, mucho menos a mi habitación. Ayer caí en cuenta sobre muchas cosas que he estado ignorando en este último tiempo y, honestamente, no me quedan emociones.

Me muevo por inercia, respiro porque es automático, hablo porque lo piden, casi no he estado comiendo, pero cuando lo hago es porque me están obligando, pero sobretodo, Baji-san, me estuve mintiendo.

Pequeñas gotas golpeaban contra el suelo, justo frente a los pies del rubio, pequeñas gotitas de agua que cada vez eran más y más, pero no se oía nada. Ni un llanto, ni una respiración ahogada, nada.

¿Puedo morir, Baji-san? Ya no quiero vivir entre sueños que no se van a cumplir, aunque tampoco quiero dejar de recordarte. ¿Y si no soy digno de formar parte de tus otras vidas? Me aterra pensar en morir y dejarte atrás.

El pequeño cuerpo tembloroso de Chifuyu dio un breve espasmo luego de decir aquello. Se negaba a seguir siendo débil frente a un pedazo de piedra, odiaba el hecho de que esa debilidad lo hiciera pensar que no era digno de acompañar a Keisuke en una nueva vida.

Él ya no sabía cómo ser fuerte pero tampoco sabía cómo dejar de existir.