Enero, 2004.
— ¡Baji-san, no hagas eso! Por favor detente. — Exclamó Chifuyu.
Estaba sin aliento de tanto reír, su amigo no paraba de hacerle cosquillas para conseguir lo que buscaba.
Una confesión.
— Me niego, tienes que decir que soy el más fuerte, ¡incluso más que Mikey! — Respondió Keisuke, negado a dejarlo ir.
El mayor continuaba atacando al pobre chico debajo suyo. Sus dedos se movían ágiles por el cuerpo ajeno, conocía sus puntos sensibles e iba a usar todo a su favor.
— Bien, tu ganas. Eres el más fuerte Baji-san, más que Mikey-kun. ¡Ya por favor, basta! — Nuevamente estaba pidiendo clemencia.
Su estómago dolía y sentía que podía morir por la falta de aire. Bien, quizás exageraba, pero sí le dolía la panza por reír, aunque todo eso no importaba si el morocho reía con él.
Keisuke se desplomó sobre el cuerpo de su amigo, quedando lo más parecido a una posición de estrella, todo por molestar, al contrario. Su rostro se escondió en la curvatura entre el hombro y el cuello de Chifuyu, inhalando el olor que éste emanaba. Olor a bebé y libros nuevos, pensó éste.
El rubio por su parte llevó su diestra al cabello largo de Baji, dejando leves caricias en su cuero cabelludo, sabía lo mucho que adoraba que le diera pequeños masajes, decía que lo relajaba.
— Quisiera quedarme así siempre. — La voz de Baji salió en un susurro.
Había hablado más para sí mismo que para el otro chico, pero Matsuno lo oyó, más decidió no preguntarle. Probablemente porque no quería incomodar, o quizás no se animaba a hurgar en los pensamientos ajenos.
— ¿Alguna vez pensaste qué color seríamos, Keisuke? — Fue una pregunta aleatoria.
No sabía muy bien por qué la había hecho, él sólo quería oír su voz. Era uno de los mejores sonidos que pudo haber conocido jamás.
— Muy probablemente el amarillo, ¿por qué? — Su voz salió demasiado baja, casi que murmurando.
Chifuyu le daba paz y la atmósfera que había lo mantenía calmado. No quería romperla por nada del mundo.
Baji nunca se había puesto a pensar en qué color serían, ni qué animal, auto o país, pero no le molestaba responder esas cosas que nacían en la mente de su mejor amigo porque las respuestas salían con solo mirarlo.
Él no podría saber muchas cosas, pero si miraba a Chifuyu sentía que conocía los secretos del mundo entero.
— Amarillo. — Repitió en un murmuro. — ¿Te parece si nos tatuamos una mancha amarilla cuando seamos mayores? — El rubio aún seguía peinando el cabello ajeno.
Hacer planes con Keisuke era su pasatiempo favorito, quizás no iban a cumplir muchas cosas, pero le agradaba el hecho de imaginarse cosas acompañado de aquel chico.
El pelinegro no respondió, sólo asintió con su cabeza sobre el cuello del menor, causándole unas efímeras cosquillas con su nariz. Él aceptaba todo lo que viniera de su amigo, no importa lo loco que fuera.
Si Chifuyu le pedía que le bajara todas y cada una de las estrellas del cielo, él lo haría porque nada era imposible si podía ver su sonrisa luego.
Baji dejó un corto beso en aquella curvatura y procedió a recostar su cabeza sobre el pecho impropio, Chifuyu entendió rápidamente lo que quería y lo abrazó por el cuello.
Ambos volvieron a su pequeña burbuja, hasta que por fin se durmieron abrazados y en paz.
Actualidad.
—Recién vengo de tatuarme nuestro color, me lo hice en el lugar que más te gustaba descansar. — Matsuno reveló su clavícula izquierda.
Ahora su piel estaba adornada por una delicada y muy bonita mancha de color amarillo.
— De a poco cumplo con todo lo que queríamos. — Le sonrió fugazmente.
Ese día no leyó ninguna carta, sólo dejó un girasol sobre la tumba del mayor y una reverencia.

ESTÁS LEYENDO
Dear Keisuke: I still love you. [BajiFuyu] |
FanfictionDonde Matsuno Chifuyu le lee cartas a su alma gemela, Keisuke Baji. Aclaraciones: hay spoilers del manga, algunas otras cosas serán inventadas y sobre todo CONTIENE ANGST. Se tocan temas sobre la muerte, el suicidio, depresión y dependencias no sana...