— Tendríamos que haber venido antes, lo sé. Ya Hikaru, no me mires así estabas enfermo. — Regañó a su mascota.
No pasó mucho hasta que su vista se posó frente a la figura a unos metros. Frente a la lápida de Keisuke había una mota de pelos rubios orando en silencio y, lejos de parecerle raro, se encontró un poco sorprendido.
El más alto se iba acercando lentamente hacia el cuerpo ajeno, no con intención de asustarle, más bien quería dejar que termine sus oraciones, no quería ser inoportuno frente a su amigo.
— ¿Mikey-kun? — Le llamó despacio para no asustarlo.
El nombrado se giró curioso al oír a alguien más, podía jurar que a esa hora no iba a estar nadie. Chifuyu, por otro lado, lo miró sonriente, él de verdad se alegraba de que Manjiro por fin pudiera ir a visitar a su amigo de la infancia.
— Chifuyu, hola. No planeaba verte aquí, creí que a esta hora no vendría nadie. — Sus palabras salieron un poco apresuradas.
No estaba haciendo nada malo, pero de alguna forma sentía que era incorrecto estar allí. Manjiro nunca se demostró débil o nervioso frente a otras personas, pero ahí, justo en ese momento, su postura flaqueó un poco.
— Ven, toma asiento, justo venía a que Hikaru conozca a Baji-san. — El pequeño palmeo el suelo a su lado.
Él ya se encontraba sentado con sus pies cruzados y animal en sus piernas. Sano no tardó mucho en obedecer y tomó asiento al lado suyo, mirando a cualquier lado menos a su amigo.
Durante unos largos minutos Manjiro se mantuvo en silencio observando de reojo a Matsuno hablar y jugar con el gato, escuchaba con atención como Chifuyu le decía a su mascota que fueron a visitar a su amigo más preciado, también habló sobre por qué no pudo traerlo un año atrás y un montón de cosas más, que realmente se sentían muy íntimas.
¿Él de verdad debería estar ahí, escuchando una conversación ajena?
¿Chifuyu estaba bien con tenerlo al lado?
¿Estaba bien haber ido en primer lugar?
Manjiro Sano tenía tantas preguntas, tantas culpas y tantos fantasmas pisándole los tobillos que no encontraba paz. Era tanto el nerviosismo e incertidumbre que casi se levantaba para irse.
— No fue tu culpa, Manjiro. — El menor comenzó a hablar de repente.
Muy dentro suyo sabía lo que se sentía estar en el lugar del mayor, conocía las preguntas que podía crear el cerebro y como eventos pasados te pisoteaban sin descanso.
Dejó a Hikaru sobre las piernas del adverso, invitándolo a que se concentrara en algo más mientras seguía hablando.
— Me hubiese gustado no haber sido tan cerrado cuando pasó lo de Keisuke, de verdad. Quería que alguien me dijera que no era mi culpa, que no murió porque no lo detuve, ni que murió porque acepté que me golpeé desde un principio. — El menor miraba el cielo con parsimonia, nada lo estaba culpando en ese momento. — Manjiro, cuando pasó todo aquello no podía verte a los ojos, dentro mío estaba la sensación de culpa muy presente.
¿Debía confesar lo que estaba a punto de decir?
— Tu mejor amigo de la infancia había muerto en mis brazos. — Un gesto de dolor pasó de soslayo por su rostro. — Yo siempre supe su plan y nunca te conté, ¿sabes lo que fue encerrarme en mi mismo y no poder perdonarme? — Admitió por fin, mirando vagamente hacia el más bajo.
El más bajo estaba con la mirada en el felino recostado en sus piernas, pero se podían ver claramente aquellas gotas de dolor abandonar sus ojos. Sus labios se estaban poniendo rojos de tanto que los mordisqueaba para no emitir sonido, y el rubio entendía todas aquellas acciones.

ESTÁS LEYENDO
Dear Keisuke: I still love you. [BajiFuyu] |
FanfictionDonde Matsuno Chifuyu le lee cartas a su alma gemela, Keisuke Baji. Aclaraciones: hay spoilers del manga, algunas otras cosas serán inventadas y sobre todo CONTIENE ANGST. Se tocan temas sobre la muerte, el suicidio, depresión y dependencias no sana...