¿QUÉ ES LO PEOR QUE LE PUEDE PASAR A ALGUIEN YA HERIDO?

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NOTA DE AUTORA: Espero y les guste este capítulo, si es así, no duden en comentar y votar, se agradece demasiado ♡



Kazutora Hanemiya; fue uno de los primeros internos que me tocó cuidar. En un comienzo fue bastante difícil, se cerraba a querer hablar con alguien, mucho menos con una simple cuidadora que a sus ojos, lo veía como un experimento debido a que el noventa porciento de quienes trabajan en esta área son estudiantes de criminología, psiquiatría o psicología, entre otros, sin embargo, esos tres eran los que más destacaban.

Llevaba casi cuatro meses anotando sus mínimos avances cuando me dirigió sus primeras palabras. "No quiero que todos me miren con lástima" fue cuando por primera vez oí su dulce voz en conjunto a lágrimas que se deslizaban por sus mejillas. Esa misma tarde entró en crisis y fue necesario suministrarle una dosis de Lorazepam. No se durmió, pero quedó profundamente relajado en su camilla.

Le platiqué toda esa noche hasta que mi turno dio por finalizado. No emitió sonido alguno. Sólo se oía su respiración tras cada burrada que decía con tal de hacerlo sentir mejor. En cambio sólo obtuve una fija mirada de él, que demostraba lo destrozado que estaba.

A los días después, decidí leer algo de su expediente al que gracias a sus médicos tuve acceso. El tratado de sus padres, su condición psicológica no estaba nada bien. No me sorprende que sus medicamentos sean en altas dosis.

Lo veía esposado cuando llevaban a los de rangos bajos a comer. Mi estomago se revolvía cada vez que lo observaba aislado sin querer compartir con nadie a diferencia de los demás que aprovechaban al máximo el compartir con otros de su edad.

A simple vista Hanemiya lucía como un chico angelical, su voz y su manera de expresarse dejaban eso a evidencia. No obstante sentí miedo cuando confesó a mis espaldas mientras seguía el procedimiento de revisar entre sus pertenencias algún objeto con que el que pudiera herirse o dañar a los demás que había asesinado a dos personas. Lo sabía, lo leí, mas, la segunda victima se reportó como viva. No daban detalles de nombres ya que eso sólo aparecía en los papeles que poseía el abogado que le asignó el gobierno. Tampoco tenía curiosidad sobre ello. Tras confesarme aquello me preguntó serenamente si no le daba miedo cuidar de alguien como él y si no me aterraba que alguien como él en uno o dos años estaría nuevamente en las calles. He de admitir que en el instante si lo sentí, empero, al voltear mi vista y ver su semblante que con exasperación buscaba aprobación, le respondí que no le tenía miedo, que por algo habían reducido su cadena de diez años a cinco. Sin contar que en su tercer año en la correccional lo traspasaron a la zona de capacitados y en transición a la normalidad. En vez de llevarlo a la cárcel como lo hacen en la mayoría de casos cuando el interno cumple la mayoría de edad.

Eran las diez de la noche cuando llevé su ultima cena del día a su habitación y comió todo a diferencia de las otras veces. Aquella noche, fue cuando finalmente pudimos tener una conversación. No se sintió como si hablara con un interno... la empatía, risas y amabilidad fueron quienes se llevaron la atención esa charla.

Me comenzó a saludar cada vez que me tocaba verlo a él, me contaba cada detalle de lo que le ocurría, es increíble la confianza que el chico ejerció conmigo. Que por mi lado también creció. A tal punto que manteníamos una amistad en secreto. Un secreto a voces entre los otros cuidadores y que por un tiempo puso en riesgo mi trabajo allí.

Estar con Kazutora siempre hacía feliz, cierta parte de mi. El verlo sonreír y notarlo alegre por comenzar desde cero. Meramente lo eran todo para mi.

Por un tiempo, antes de iniciar la universidad, creí que el chico me gustaba, más paulatinamente esos sentimientos fueron reemplazados por unos de cariño y lealtad incondicional. La única que supo de mis sentimientos momentáneos hacia un interno era Yuzuha, que de inmediato me regañó. Nunca supo su nombre, nunca nadie ha sabido que lo que siento por Hanemiya va más allá del profesionalismo. El amor fileo es lo que más se acerca a lo que irrefutablemente siento.

LOLLIPOP •| Baji Keisuke |• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora