Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|

Parte |6|

-Quiero el divorcio- Fueron lo primero que se le vino a la mente y sin pensarlo dos veces lo soltó, se sorprendió tanto de oírlo como el propio Emilio- Tú puedes irte, yo me quedare con la casa y los niños, no creo que tengas dificultades para mantenerlos- se encogió de hombros, aun le sorprendía su tranquilidad, el esperaba de sí mismo un grito de exasperación como cualquier esposo ofendido lo haría.

-¡No seas estúpido!- Grito Emilio ante la descabellada idea de su esposo- eso no es posible y tu más que nadie lo sabes

-No grites, vas a despertar a los niños- Respondió con la tranquilidad que le caracteriza en este preciso momento

Aquello fue lo último, colmó su paciencia.

Emilio se puso de pie y dejo el vaso con un sonoro golpe derramando el líquido sobre una pequeña mesa en el centro de la sala de estar. Emilio vio a su esposo, con mucha furia aunque no pudo sostener por mucho tiempo la mirada, agacho su cabeza con pesadez y metió la mano en su bolsillo rebuscando en este sin intención alguna de encontrar algo.

-Verás....- dijo después de unos minutos en total silencio- no fue lo que tú crees, esa maldita zorra dijo solo lo que quiso. Todo fue una... simple casualidad... y se terminó antes de que comenzará- dijo moviendo sus manos en un ademán seco indicado la poca fuerza que le quedaba para discutir.

<<Pobre Camila>> pensó Joaquín <<Engañada, usada y tirada como una paloma>>

-Tenía mucha presión en el trabajo. La compra de H&M me tenía muy estresado, demasiado arriesgada y amenazaba con hacernos perder todo- dijo Emilio tomando un vaso de Whisky dando un largo trago- he tenido que trabajar día y noche, tú te has tenido que ocupar de Tadeo y yo he pasado un tiempo con ella. Luego los mellizos tuvieron un resfriado grabe y no quisiste que contratara a alguien haciéndote cargo de todo, dejándome a un lado, y yo estaba preocupado por ti, por los mellizos, por Tadeo que no dormía más de media hora seguida, y con más dificultades de la que alguna había tenido la empresa. Creía mejor para ti el no contarte mis problemas de la oficina, suficiente tienes con nuestros hijos.

Emilio hablaba de los meses anteriores; un periodo en el que Joaquín creyó que todo lo que podía salir pero nunca contó que en su lista de problemas se añadiera que su esposo le fuera infiel con una mujer.

-Joaquín- Emilio continuo con su cantaleta- no era mi intención, ni siquiera quería hacerlo pero ella estaba ahí cuando tú no estabas, yo necesitaba a alguien y....

-¡Cállate!- exclamó el castaño

Sintió náuseas de sólo escuchar como su marido habla, lleva una mano a su boca para evitar vomitar sobre su carísimo sofá, los cuales, al parecer, tenían más valor que su propio matrimonio.

Emilio se levanto con la intención de ayudarlo, él le digiere una mirada hostil, de aquella que te dejan la sangre helada; Joaquín camina, cada paso que da parece como si fuera el último, se balancea como si estuviera al borde de caer a un acantilado con la única diferencia que ese aclamado "acantilado" lo llevaría a mentirse acerca de su propia realidad, llega al bar, hay que admitir que odia las bebidas alcohólicas pero en este momento lo que necesita es algo fuerte para olvidar y aliviar el dolor de su fallida relación, se siente estúpido al verse caer en uno de los vicios de su marido "cura el estrés", la ansiedad, la soledad, la tristeza", nunca le creyó aquellas palabras hasta este momento en donde el poco sentido común que le quedaba se esfumó junto con sus esperanzas, se sirve un buen vaso de Whisky y lo bebe completo, sin detenerse en ningún momento; el alcohol quema garganta y lo hace querer llorar.

Emilio seguía de pie frente a él viendo destrozado en lo que había convertido a su hombre con una simple confesión. Lo veía con desconsuelo cuando tomó más whisky y lo bebió, cerrando los ojos y echando su cabeza hacia atrás, su lengua recorre sus labios atrapando el resto de gotas que quedaron de esa bebida.