Parte |7|

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Capítulo largo.

El desayuno fue horrible. Joaquín veía una provocación en cada pequeño momento, en Sara porque comía muy lento, en Dylan por comer cereal con poca leche, el lleno demasiado la cafetera por lo que el café estaba demasiado amargo. Al final, se enfadó consigo mismo por reaccionar contra todo, frustrado por no saber lidiar con su propia desgracia. Termino por enfadarse con Dylan regañarlo por haber dejado encendido el computador toda la noche con juegos además de sus juguetes esparcidos por toda la habitación; cuando termino de regañarlo, el pobre niño había palidecido se encontraba totalmente rígido, Sara lucia realmente confundida, sorprendida y nerviosa, Tadeo callado y Emilio simplemente la veía mal. El resto del desayuno trascurrió en un silencio abrumador que ahogaba a los mayores e incomodaba a los más jóvenes. Los niños se mostraron visiblemente aliviados cunando su padre los mando por las cosas para ir a la escuela.

-No tenías por qué tratar así a Dylan- exclamo casi en un susurro en cuando Dylan y Sara estaban demasiado lejos para escucharlos- ¡Sabes que normalmente es muy ordenado! Lo vas a volver un manojo de nervios. Son unos chicos estupendos y se comportan muy bien la mayor parte del tiempo ¡no voy a dejar que tomes algo contra ellos cuando estas enfadado conmigo!

Joaquín se dio la vuelta con total furia

-¿Desde cuándo estas aquí el tiempo suficiente como para saber cómo se comportan?.- dijo viendo con total satisfacción que se podía tieso- los ves durante el desayuno pero solo cuando te das la libertad de dejar de leer tu preciado "Periódico local" ¡La mayor parte del tiempo no recuerdas que tienes...tres...hijos! Los quieres... los quieres menos de lo que aprecias tu querido Whisky o tus trajes a la medida, eso cuando recuerdos que tienes hijos ¡Así que no me digas como tengo que cuidar a mis hijos cuando su padre es un total inútil!

¿Qué le ocurría? Se preguntó a si mismo dando un paso atrás cuando Emilio se ponía de pie y se acercaba a el

-Me puedes acusar de muchas- dijo Emilio entre dientes con clara molestia- y, probablemente, la mayoría de estas las merezco ¡pero no puedes acusarme de no querer a nuestros hijos!

-¿De verdad?- le pregunto Joaquín con sarcasmo- ¡En primer lugar te diré que solo que casaste conmigo porque estaba embarazado de los mellizos! ¡Incluso Tadeo es un error al que te costó acostumbrarte!

Emilio dio un golpe a la mesa, Joaquín lo vio confundido al levantar la mesa y apartarlo para acercarse más a él. La ira era palpable. Al castaño se le seco la garganta a ver  se acercaba a él con la intención que él creía, de estrangularlo.

En el último cambio de opinión y lo tomo por los hombros. Joaquín se dio cuenta de que estaba temblando

-Es demasiado pequeño para comprender lo que estás diciendo- dijo con voz ronca, claramente cansado, mientras señala a Tadeo con la cabeza- pero si los mellizos te oyen, si les das alguna razón para que crean que no los quiero....

No termino la frase, no hacía falta, el menos sabía exactamente como continuaba y no es nada que le gustaría escuchar. Emilio siguió mirándolo por unos instantes, luego lo soltó y salió de la cocina.

El castaño trago con fuerza y soltó un suspiro solo hasta ese momento pudo percatarse que había estado conteniendo la respiración. Solo por pura necesidad de consuelo, tomo a Tadeo y lo meció entre sus brazos como si lo quisiera hacerlo dormir, canto una canción de cuna para intentar reprimir sus lágrimas.

Se avergonzaba de sí mismo; al mismo tiempo se encuentra totalmente furioso ya que al haberle gritado de aquella manera le había dado el derecho de meterse con el cuándo en ese momento era el quien tenía todo el derecho de meterse con él.

Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora