Emilio volvió a estar ocupado con la nueva empresa y tuvo que pasar muchas noches fuera, porque los negocios tenían lugar en Boston. Joaquín aceptaba sus excusas sin hacer preguntas, lo que dejaba a Emilio tenso y lleno de frustración. El se quedaba en casa sentado, atormentándose con sospechas que bien sabia que eran injustos. Emilio, a cambio, no le comentaba ninguno de sus negocios porque había decidido que no tenia que justificar todo lo que hacia. En pocas palabras, le estaba pidiendo que confiara en el. Pero Joaquín no podía, lo que solo servia para poner su matrimonio en la cuerda floja. Y la vida se hacia mas insoportable a medida que iban pasando las semanas.
Entonces, una tarde cuando estaba hojeando el periódico local que le enviaban semanalmente por correo, vio algo que le acelero el pulso.
Aquella misma noche, Mauricio Mariscal daba una charla sobre su obra en la facultad de arte que había cerca de allí, con entrada libre.
Emilio estaba fuera de la cuidad, pero su madre podría cuidar a los niños ¿Qué daño podría hacerle a alguien si asistía a una charla?
En el fondo sabia, lo que estaba cediendo a la necesidad de dañar a Emilio donde mas le dolía.
La culpa la tenia el, pensaba justificándose mientras estacionaba el auto en un sitio vacío delante de la facultad. Emilio no debía haberse mostrado celoso acerca de una persona como Mauricio; solo gracias a esos celos estaban ahí. Se sentó en la parte de atrás de la sala de conferencias. No esperaba que Mauricio lo viera, y en caso de verlo no esperaba que lo reconociera y al cabo, solo se habían visto una vez.
Pero si lo vio, y lo reconoció al ínstate.
Se acercó al estrado, miro sonriendo a la audiencia, la vio, se detuvo, volvió a mirarla, y logro que se sonrojara al sonreír tan abiertamente que todo el mundo se dio la vuelta para saber que es lo que le llamaba tanto la atención del orador, quien lo cautiva de aquella manera.
El le devolvió una tímida sonrisa y a oculto detrás de su abrigo azul pálido con el deseo de desaparecer cuanto antes. Pero, en cuanto Mauricio comenzó hablar, volvió a relajarse. El ingenioso e inteligente discurso de Mauricio atrapo su atención. Estaba tan relajado y no dejaba de sonreír mientras contaba como se arreglaba para captar las debilidades de sus víctimas.
En muchas ovaciones sorprendió a Joaquín con el resto de la audiencia. Al verlo, le guiñaba el ojo; hacía mucho tiempo no se sentía halagado.
Al terminar, Mauricio se acercó a él, agradeciendo alegremente las muchas felicitaciones que recibía de los asistentes.
-Joaquín.- dijo estrechando su mano- me alegro mucho de que hallas venido
-Y yo me alegro de haberlo hecho- replico, sintiendo de nuevo una gran timidez- ha sido muy interesante
-¿Asistes a clases en esta facultad?-
-Oh no- respondió Joaquín sonrojándose ligeramente porque jamas habría esperado semejante pregunta. Luego pensó en el aspecto se debía tener, con unos jeans viejos, el abrigo azul y sin maquillaje. No se parecían en lo absoluto a la mujer de su primer encuentro, más bien, tenía aspecto de estudiante- vivimos cerca de aquí- le dijo- me entere de la conferencia por el periodo local y, siguiendo un impulso, vine.
-¿tu solo?-
-Si- dijo Joaquín se sonrojo aun mas, sin saber porque, ya que aquel hombre no podía saber que apenas salía- Emilio esta de viaje.
-Ah- exclamo Mauricio y le dirigió un extraña mirada- y ¿te interesa la política?
-Más bien el arte, o las caricaturas, aunque no lo creas, se me da bastante bien- admitió con timidez- antes de que me tuviera que dedicar la mayor parte de mi tiempo a los hijos.
Le dio un vuelvo al corazón cuando se dio cuenta de lo que había ducho, ya que Mauricio creía que el y Emilio se habían casado hace muy poco
Mauricio frunció el ceño con desconcierto y ella se mordió el labio. Por suerte, alguien lo interrumpió para hacer algunas preguntas a Mauricio. Joaquín decidió que lo mejor era aprovechar la situación para marcharse, antes de que se enterara de mas cosas. Se metió las manos a los bolsillos y se dio la vuelta, pero Mauricio lo tomo por el brazo.
-No te vallas- dijo- tengo que despedirme de los organizadores, pero si me esperas podemos ir a tomarnos una copa.
Joaquín vacilo, presa de algo desconocido como la tentación. Tomar una copa, en un pub, con un hombre que no fuera Emilio no era cruzar el limite invisible que imponía el matrimonio ¿o si lo era? ¡si la gente lo hacia continuamente¡ ¡Emilio lo hacia continuamente¡ ¿Qué daño podría hacerle a alguien si aceptaba? ¿a quien le importaba lo que hiciera?.
<<Probablemente a Emilio>> se respondió, pero inmediatamente se olvido de ello ya que era mucho mas fuerte su deseo de revancha, además, Mauricio le caía muy bien, y estaba muy interesado en lo que hacia.
-Gracias-dijo- me encantaría
En aquel momento, fue Mauricio quien vacilo y dirigio a Joaquín aquella mirada pensativa que recordaba de la primera ocasión que se habían visto. Luego asintió y le soltó el brazo
-cinco minutos- prometió y se marcho Joaquín se quedo debatiendo con su conciencia. Disfruto el rato que pasaron en un pub cercano.
El lugar estaba lleno, porque mas de la mitad de personas que habían asistido a la conferencia estaban en el. Mauricio y el estaban en la barra bebiendo una cerveza.
Le encantaba estar ahí, simplemente relajado, hablando de persona a persona y no solo como padre o esposo. Le gustaba la cordialidad de Mauricio, su modo de escuchar, tan atento, cuando ella le conto sus propias ideas, primero tímidamente y luego con entusiasmo.
El nombre de Emilio no apareció en la conversación hasta el momento de la despedida.
-¿Cuánto tiempo llevan casados Emilio y tu Joaquín?- pregunto Mauricio
El menor suspiro, sintiendo que le placer de la noche se desvanecía.
-Siete años- respondió- tenemos tres hijos, dos niños y una niña. Los mayores Dylan y Sara son mellizos.
Mauricio sonrió pero sin el mejor asomo de humor.
-Creo que te debo unas disculpa por la noche en la que nos conocimos- dijo
Se refería a sus insinuaciones de las otras mujeres de Emilio. Joaquín sintió una pulsada, pero se encogió de hombros.
-No, no me debes ninguna disculpa- replico- solo fuiste sincero. Fuimos Emilio y yo quien no dijimos la verdad. Buenas noches Mauricio- añadió antes de que este ultimo pudiera decir algo mas. No quería hablar de aquella noche, no quería saber que mas estaba pasado- me la he pasado muy bien, gracias.
Se dio la vuelta para abrir la puerta de su auto. La voz Mauricio la detuvo.
-Espera- le dijo- estoy pensando en dar un discurso en esta facultad, un dia ala semana durante doce semanas ¿te interesa asistir?
¿le interesaba? Joaquín lo miro con suspicacia. Tal vez, se le acaba de ocurrir.
-No lo se- respondió con vacilación- ¿Hay gente interesada como para te merezca la pena venir aquí a dar un curso?
Mauricio sonrió cínicamente. Al fin y al cabo era una celebridad, el curso rebosaría de gente.
-Te gustara- dijo- te lo prometo
Joaquín sintió un nudo en el estomago. La promesa de Mauricio implicaba mas de lo que decía. En realidad, no había hecho ningún esfuerzo por ocultar que el le gustaba.
El problema era: ¿Quería el alentar algo que podía llegar a ser muy peligroso?
La respuesta era <<NO>>. Su vida ya era bastante complicada como para complicarla mas aun con un hombre como Mauricio. Y era pena, ciertamente, porque le atraía mucho la idea de tomar de nuevo un lápiz y un bloc de dibujo
-Cuando sepas si vas a dar el curso- dijo finalmente- Llámame y lo pensare
-Jen♡
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Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|
Fanfiction<El amor no duele, lo que duele es la decepción, la desilusión,el engañó, la indiferencia, la mentira. Y la gente incapaz de luchar por lo que ama> ||Adaptación||