Parte |14|

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Cuando se separó, Joaquín vio en su mirada un dolor tan profundo que se le llenaron los ojos de lágrimas.

-Ya veo que la luna de miel no ha terminado- Dijo Mauricio- Vamos, creo que debemos dejarlos solos a los tortolitos.

-¿Qué quieres cenar?- pregunto Emilio al cabo de un rato.

Absorto, desconcertado y excitado por el inesperado beso de Emilio y conmovido por la expresión de su mirada, Joaquín tuvo que hacer un gran esfuerzo para concentrarse en lo que le había dicho.

-Pues..-dijo mirando la carta sin poder leer ni una sola palabra- Pues...

El corazón le palpitaba más de lo que debía, a tal punto que se podía jurar que estaba por salirse de su pecho y en sus labios ardía el recuerdo de ese pasional beso.

-Pídeme lo que quieras- dijo por fin apartado de la carta.

Emilio llamo al camarero con un gesto de mano. Luego pidió la cena con tal sequedad que el camarero se movió nerviosamente hasta el momento de desaparecer, como si e aquella mesa hubiera demasiada tensión como para poder soportarla.

Joaquín se pregunto si el camarero había visto como se besaban, si toda esa gente lo había visto con un leve rubor en las mejillas, miro de reojo a su alrededor, pero nadie parecía prestarles interés. Se retrocedió las manos bajo la mesa y hablo con normalidad.

-¿Cómo conociste a Mauricio mariscal?- le pregunto Joaquín.

Emilio se encogió de hombros, con el ceño fruncido.

-Heredo un par de pequeñas empresas de su padre- le respondió- no las quería, así que me las vendió.

-Me gusta su trabajo. A mi no se me daba mal dibujar, asi que supongo que puedo apreciar mejor su talento.

-También pudiste apreciar su encanto ¿o me equivoco?- dijo Emilio apretando la mandíbula.

Joaquín se sobresalto ¿Emilio celoso?

-Por eso me besaste....

Una mirada cegadoramente amarga cruzo por los ojos del mayor.

-Te miraba como si fueras un plato del menú- Respondió- no quería que tuviera ninguna duda a quien le perteneces.

¿Pertenecer?, si el le pertenecía a Emilio, pero Emilio no le pertenecía a el.

-¿Hay alguien, en este otro mundo en el que te mueves, que sepa de mi existencia o de la de los niños?- le pregunto con brusquedad.

-Mi vida es privada no es asunto de nadie- respondió Emilio- solo me mezcló con ellos por interés, eso es todo, ahora, ¿podemos dejar el tema? A no ser, por supuesto, que los encantos de Mauricio Mariscal te parezca mas interesante que mi compañía, en cuyo caso, puedo llamarlo para que se den sus.. cosas... mutuamente.

¡Vaya, esta celoso! La idea le complacía mucho a Joaquín.

-Bueno al menos, no hace callar a su acompañante casa vez que abre la boca- replico Joaquín con dulzura, observando con una sensación de triunfo el semblante cada vez más serio de Emilio.

La mejor parte de todo, llego el primer plato, porque estar allí sentados sin mas deseosos que lazarse veneno mutuamente, convertía la comida en la mejor opción.

Joaquín pensó que no podía probar bocado, pero Emilio había pedido, una de la tantas comidas carísimas, un platillo compuesto de salmón. Iba por la mitad cuando Emilio estiro su brazo y le acaricio el dorso con la mano.

Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora