Parte |25|

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Disfruten




Joaquín no volvió a sus clases de dibujo, fue un decisión enteramente suya. Había recuperado el amor por el dibujo, pero en el sentido común le decía que no debía volver a las clases si Mauricio estaba ahí. Pero no dejo de dibujar, sus caricaturas de los niños se podían encontrar en toda la casa.

Sin que mediara un acuerdo entre ellos. Emilio comenzó a invitarlo a salir todos los miércoles, como si quisiera compensarla por todo lo que había perdido....

También salían a buscar casa. Les llevo mucho tiempo encontrar una que les convenciera a todos.

-¡Así nunca vamos a encontrar casa!- le dijo secamente Emilio después de pasar un fin de semana examinando todas las propiedades en venta de los alrededores y comprobar que ninguna coincidía en la elección.

-¿Para qué quieres una casa tan grande?- se quejó después de ver una mansión demasiado grande como para que pudiera vivir cómodamente en ella- Puede que necesitamos una casa más grande que esta, pero no tanto. No será para que tengamos habitaciones libres para tus amigos ¿No?

-La verdad es que aquí no podemos invitar a nadie- replico Emilio desafiante- Y, creo, Joaquín, que, después de todo lo que he trabajado para que no podamos comprar casi lo que queramos, deberías darme el placer de comprar algo especial.

Al cabo de algún tiempo encontrar algo que le gustaba a ambos, una vieja casa solariega de ladrillo rojo con grandes ventanales y techo alto. Estaba en una pequeña fina delimitada por un alto prestigio que Emilio buscaba y era lo bastante acogedor como para convertirlo en el hogar que Joaquín quería construir. A los mellizos l gustaba porque tenía una piscina abierta y establos. Además, tenía una pequeña casa para huéspedes ideal para la madre de Emilio, que se enamoró del lugar en cuanto lo vio.

En las habitaciones del piso de abajo, vivía una pareja que llevaba cuidando de la propiedad por más de veinte años y que estaban muy preocupados por su futuro después de que la casa fuera vendida. El buen corazón de Joaquín le impidió despedirlos, y Emilio se alegro porque así tendría una asistente permanente, que liberaría a Joaquín de muchos trabajos, y un jardinero y chofer para traer y llevar a los niños a la escuela.

Joaquín se dedico a la tarea de decorar su nuevo hogar, y descubrió, para su sorpresa, que tenia gusto por hacerlo.

Llevaba el embarazo mejor que el de Tadeo, y mientras el invierno dejaba paso a la primavera, la casa empezaba a estar lo suficientemente acondicionada como para mudarse.

Emilio estaba hundido en otro negocio, la compra de una pequeña empresa de construcción de Tokio que había trabajado para el en el pasado y que atravesaba dificultades financieras, así que pasaba más tiempo en Japón que en su propio país, mientras Joaquín trataba de concluir los preparativos para la mudanza antes de que su embarazo se lo impidiera.

Camia se había disuelto de sus pensamientos a medida que había pasado los meses y no había pasado los meses y no había vuelto atormentarlo mientras hacían el amor, aunque Joaquín seguía necesitando hacer el amor a obscuras. Pero al menos había logrado superar un malestar que había atormentado por tanto que amenazaba con terminar con todo lo que amaba y separar a su familia.

Las crisis de los siete años, se decía íntimamente. Si no ocurría algo semejante si no al cabo de siete años, podía soportarlo. Porque se había dado cuenta que no podía olvidar a Camila. Sus vidas estaban tan unidas por el amor que le tenían a sus hijos y por el que pronto nacería. ¿La amaría a ella?: Se preguntó. Desecho aquella idea como un sueño que pertenecería a los sueños de la niña que había sido. Pero se había convertido en un hombre maduro, que había aprendido a dominar sus emociones.

Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora