Parte |9|

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El desayuno trascurrió en una atmosfera incomoda. Los mellizos no dejaban de verlos con extrañeza a incomodidad. Sabia de sobra que habían hecho muchas preguntas acerca de su ausencia, pero era mas que obvio que Emilio les había ordenado que no hicieran preguntas. No pudo evitar una sonrisa cuando Sara abrió la boca para decir algo y Emilio la cayo con la mirada; las miradas incomodas se dirigían hacia Joaquín, no dejaban de mirarle pero tampoco se atrevían a decir nada.

-Dylan cariño, deja de juagar con la comida- dijo en un tomo amable, después de que el niño estuviera jugando con la cuchara un buen rato, a media mañana vas a tener hambre si ahora no comes nada.

Dylan frunció el ceño y lo miro, tenia la misma mirada de su padre en ese preciso momento.

-¿A dónde fuiste ayer?- le pregunto el niño de un momento a otro, miro a su padre

-Pues.. Salí a pasar el día por ahí- respondió Joaquín con una sonrisa para mostrarle a su hijo que no sucedía algo anormal- No te importa ¿Verdad?

Dylan se removió en la silla, Joaquín se inquieto. Dylan no era como su hermana; inquieta, extrovertida y comunicativa con todo le mundo, el prefería guardarse sus problemas. Si le hacia aquella pregunta es porque realmente estaba preocupado.

-¿Pero a donde fuiste?- insistió el niño

Joaquín suspiro y le acaricio el pelo, Dylan no protesto como solía hacerlo.

-Estaba muy cansado- respondió tratando de buscar una explicación que un niño de seis años pudiera comprender- además como me paso mucho tiempo en casa se me ocurrió la idea de dar un pequeñísimo paseo, eso es todo

-¡Pero normalmente vas con uno de nosotros para que te cuide!- dijo mirando a su padre, pero esta vez para decirle que se mantuviera al margen de aquella conversación

-¿Quién te ha dicho eso?- dijo Joaquín en broma tratando se tomarse aquella afirmación con humor, cuando en realidad, estaba horrorizada de que su hijo también pensara que era incapaz de cuidarse a sí mismo.

-Papá dijo que no- intervino Sara- Llamó a la abuela y parecía nervioso, después hablo con la tía Melissa y se puso furioso.

-Ya basta Sara- dijo Emilio tranquilo pero en un tono capaz de quebrar a la menor

-¡Pero si lo dijiste! ¡y te portaste como un toro loco!

-¿Cómo un que?- pregunto Emilio

-Como un toro loco- respondió la niña- es lo que nos dice la maestra cuando corremos en clase "Los toros al campo" dice- dijo Sara y embozó una de sus encantadoras sonrisas, aquellas que hacían que se le callera la baba a su padre- pero papi volvió sano y salvo como dije yo.

Así qué había un miembro de su familia que lo creía capaz de cuidarse a si mismo "Gracias Sara" pensó Joaquín.

-Acaben de desayunar niños- dijo- como pueden ver estoy sano y salvo, así que no hay nada de que preocuparse, vamos a olvidarlo ¿Quieren?

En cuanto los niños terminaron de recoger sus cosas del colegio, dijo Joaquín:

-Puedes irte a Toronto si quieres

Emilio estaba guardando el periódico en su maletín, al oir a Joaquín se detuvo por un momento y luego cerro el maletín.

Tenia todo el aspecto de un hombre de negocios; con una camiseta de seda blanca y chaleco, parecía fuera de lugar en aquella cocina de atmosfera familiar, su atuendo era apropiado para una mansión de estilo gregoriano o para visitar a la reina. Joaquín sintió una gran tristeza al pensar en lo mucho que había evolucionado su esposo en los últimos años mientras el permanecía estancado.

-Ya no tengo que ir- dijo a Joaquín- Eduardo puede ocuparse de todo tan bien como yo

"Entonces porque no iba él desde el principio" se pregunto el menor.

-¿Tenias miedo que te abandonara mientras tu no estabas en casa?- pregunto el con un sincero interés por saber la respuesta. A Emilio le importaba mucho el y los niños pero no sabia en que medida seria para el una tragedia que dejaran de formar parte de su vida.

Emilio dio media vuelta para marcharse, pero se detuvo junto a la ventana que daba al jardín, lleno de juguetes.

-Si-admitió amargamente

Joaquín experimento un gran alivio al oír su respuesta, por otro lado, eso lo puso furioso, porque no era mas que una muestra de su propia debilidad.

-Yo no tengo porque irme- replico- eres tu quien debe hacerlo

-Si-dijo Emilio antes de dar la media vuelta. No lo miro pero hizo como si examinara su maletín de nuevo- se que si me quedara un átomo de orgullo debería tomar mis cosas y marcharme. Pero no quiero irme, no quiero echar a perder lo que hemos... tenido. Se que tengo que probarte que puedo volver hacer el mismo. También se que me va a costar algún tiempo pero no pienso rendirme, Joaquín. Respondió y se atrevió a verlo con determinación- puedes hacer lo que quieras, pero no voy hacer yo quien se vaya.

-Puedo pedir el divorcio- le espero Joaquín de un momento a otro-para hacer que te vayas

Emilio frunció el ceño

-¿Cómo sabes que si me pides el divorcio puedes obligarme a irme?- dijo Emilio preguntándose si su esposo había hablado alguna vez con un abogado.

A Joaquín le encantaba verlo tan desconcertado. Le hacia recuperar el orgullo, así que se encogió de hombros y dijo con sarcasmo.

-Veo mucha televisión-

-Entonces ¿vas.. vas acabar con nuestro matrimonio?- Joaquín tenia que admitir que era muy listo con una simple pregunta le había dejado a el la responsabilidad.

-Haz sido tu quien a empezado a estropear nuestro matrimonio, Emilio- respondió con tranquilidad- pero no, no voy hacer nada por cambiar esta situación.. todavía

-¿Todavia? ¿si quieres pedir el divorcio porque no lo haces cuanto antes?- dijo Emilio, dando un suspiro. Recogiendo el su abrigo de la silla.

Joaquín observo como se lo ponía. Se fijo en su anillo de oro, no significaba nada, solo era un pedazo de oro que había puesto ahí hace millones de años. Era un anillo sencillo y barato; cuando se casaron no había podido pagar nada mejor; al cabo de unos años, Emilio le había regalado una sortija de oro con un diamante en el.

Recordaba el dia en que lo había comprado "Te amo Joaquín" había dicho con una gran sonrisa en sus labios, dicho esto lo coloco en su dedo, "Sin ti y los mellizos, mi trabajo no tendría sentido" pero Emilio se equivocaba, sin el ni los mellizos el habría llegado aun mas lejos, de eso estaba seguro. Joaquín lo observo con aquella mirada obscura mientras esperaba una respuesta proveniente de los labios de su marido. Por un instante cruzaron miradas, luego Joaquín agacho la mirada.

-No lose, pero creo que quiero verte sufrir- respondió Joaquín son sinceridad

Para su sorpresa; Emilio sonrió y se llevo una mano al cuello, donde era visible un arañazo de la noche anterior

-Yo creía que ya me habías hecho sufrir bastante- contestó

-No lo suficiente- dijo Joaquín sonrojándose ligeramente

-Ya veo-

-Me alegro-

-Así que ahora vamos a iniciar un periodo en el que me toca recibir a mí- dijo Emilio sonriendo de nuevo mientras se agacha para besar la cabecita de Tadeo- pues que así sea- añadió y salió orgullosamente de la habitación dejando a Joaquín desconcertado.














Ya volvimos chica!!!

Pronto nueva actualización:)




-Jen♡

Un Esposo Infiel- Emiliaco |Finalizada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora