Ser la menor de 4 hermanas no es algo que le desee a cualquiera. A esto hay que sumarle el peso familiar que llevo a mis espaldas. Si mi vida no es fácil, lo es menos convivir en Hogwarts con tus hermanas y los Merodeadores y lo que es peor, ¿qué pa...
Las navidades en Hogwarts están llenas de alegría, además del increíble olor a chocolate, dulces y canela rellena que permanecería en los pasillos durante días. Desde nuestra sala común, la intensidad del olor era aun mayor y podías encontrar platos de comida por toda la sala. Eso sí, siempre estábamos atentos a la profesora Sprout para que no viese que la sala de Hufflepuff se convertía en una improvisada confitería.
Hogwarts estaba decorado muy elegante, donde quieras que ibas había un árbol de navidad, incluso en los lugares más remotos y oscuros, como el sótano.
El coro de Hogwarts cantaba villancicos navideños en distintos puntos del castillo y los fines de semana siempre hacían una pequeña actuación después de la cena.
Sin embargo, este año apenas había nevado y no habíamos podido disfrutar de ella.
Las vacaciones de navidad habían llegado al fin y mis hermanas y yo nos reunimos en el anden 9 ¾ a la espera de nuestros padres. Para las vacaciones solíamos llevar una pequeña mochila con pertenencias para dejar en casa e intercambiar por otras. Chelsea, como siempre, traía una maleta con ella. Cuando llegó junto a nosotras, tiró al suelo una bolsa de la cual asomaban varios libros.
- ¿Qué es todo eso? - pregunté apartando mi pie antes de que la bolsa impactara contra él
- Libros – dijo Chelsea moviendo su pelo – McGonagall me ha castigado con un montón de deberes para estas navidades
- ¿Por qué? – pregunté
- Por llamar insufrible sabelotodo a Greta Cachlove
- ¿Por qué le llamaste eso? – preguntó Jade
- ¿Por qué lo es? – dijo Chelsea con obviedad
- Pues se ve que McGonagall no piensa así – dijo Kara sonriendo
- ¿Por qué tardan tanto? – dijo Chelsea impaciente – ¡Estoy deseando tomarme un baño caliente!
- ¡Abuela! – exclamó Jade y todas nos giramos.
Nuestra abuela estaba a unos metros de nosotras con una sonrisa
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Kara ilusionada cuando llegamos a su lado
- Hacía mucho tiempo que no venía a King Cross - dijo mirando el tren con aparente nostalgia - y he venido a buscar a mis nietas
- ¿Habrás traído el coche? - dijo el Chelsea arrastrando su pesada maleta
- Me alegra ver que no pierdes la educación, Chelsea - dijo con ironía
- Lo siento abuela- se disculpó
- Será mejor que nos vayamos. Hay demasiados muggles en la estación y esas lechuzas siempre llaman la atención
- ¿Has venido a pasar las navidades con nosotros? – pregunté mientras atravesábamos la barrera
- Exacto – dijo mi abuela con una sonrisa
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