1. La familia Amery

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Otro día más en esta fatídica vida. Y os estaréis preguntando qué porque soy tan negativa. Bueno, estoy segura de que no tendréis que lidiar con tres hermanas mayores y con sus bromas. Porque otra cosa no pero son únicas para las bromas. El tener 11 años no es una excusa para ellas.

Me levanto de la cama y me pongo la misma ropa de ayer que deje tirada en la mesa. Salgo por la puerta esperando encontrar la primera broma del día pero para mi sorpresa no hay nada. Reviso el pasillo con la mirada y decido bajar las escaleras pensado que se les habrá ocurrido hoy.

Mientras bajo, recuerdo algunas de sus bromas. Un día en él desayuno, me disponía a prepararme un buen tazón de leche con cereales. Cogí la caja del armario para poder echar los cereales en el bol de leche y cuando comienzo a vaciar la caja, para mí sorpresa veo que no son cereales lo que está cayendo en el bol sino piedras. Sí, una broma muy original.

Otro día, cuando me disponía a nadar en la piscina, la cual estaba repleta de agua, y me doy la vuelta un momento para dejar la toalla, al girarme para lanzarme al agua, la encuentro vacía. Eso le costó una semana de castigo.

Otro día, me asomo por la ventana para ver el día y ver que ponerme, me decanto por un vestido fresco pues hay una buena temperatura fuera y cuando me dispongo a salir al jardín, me encuentro con un viento huracanado.

Ahora sí, toda la familia sabe cuándo estoy enfadada.

- _____ - grita mi madre - deja de estar enfadada, el jardín parece una selva – dice mi madre desde la cocina.

Y no solo mis hermanas gastan bromas, sino que también se suma mi padre, aunque sus bromas son más pesadas, dañinas y peligrosas pues, digamos que le gusta jugar con fuego. Por eso mi madre siempre está tras él para poder apagar sus bromas.

Llegué a la planta principal y encuentro el lugar bastante silencioso y sinceramente eso me hace sospechar. No suelo ser la última en levantarme así que, lo más normal al bajar es encontrarme con alguien. Pero hoy no ha sido el caso. Lo único en lo que puedo pensar es que se hayan unido los cinco para hacerme una broma. Me acerco a la mesa de la cocina y veo que hay varias cartas sobre la mesa. Cada vez comienzo a desconfiar más pues una vez, abrí una carta ilusionada pues iba dirigida a mí y yo nunca recibo cartas, y cuando la abro descubro que se trata de una carta vociferadora. Yo nunca había visto ninguna antes y me asusté mucho cuando la carta se puso a gritar con la voz de mi padre para finalmente estallar en llamas dejando sólo cenizas. Estuvieron una semana riéndose de mí.

Decido optar por prepararme el desayuno. Hoy simplemente me apetece prepararme un zumo de naranja. Elijo varias del frutero y preparo el zumo mientras observo la cocina en busca de alguna nota, por si se han ido todos de compras y me han dejado sola en casa. Pero lo único que veo son las cartas encima de la mesa.

Me bebo todo el vaso, saboreando hasta la última gota mientras observo las cartas. Finalmente decido echarles un vistazo. Tal vez hayan decidido dejarme una nota en forma de carta vociferadora pero en la mesa no veo ninguna carta roja. Había tres cartas, una para papa, otra para mamá (posiblemente facturas) y otra para mí.

Señora ______ Avery

Bourton on the water, 2

Gloucestershire

El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillento, y la dirección estaba escrita con tinta verde esmeralda. No tenía sello. Cada vez estaba más segura de que era una broma. ¿Quién no le pone sello a las cartas?

Le di la vuelta al sobre y vi un sello de lacre púrpura con un escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente, que rodeaban una gran letra H.

El legado de los Amery (Sirius Black y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora