El legado de los Amery (Sirius Black y tu)

46. La oscura realidad: caos en el tren

El 1 de septiembre llegó a pesar de las protestas de Chelsea porque se acabasen las vacaciones. Lo que nuestros padres no sabían era que Chelsea no quería abandonar los intentos de conquista con su joven panadero. Pero nuestra abuela no era tonta.

- A ver si en Hogwarts se le pasa la tontería que tiene – nos dijo a Jade y a mí.

Cuando bajamos a desayunar, encontramos a nuestro padre leyendo la primera página de El Profeta con el entrecejo fruncido, y nuestra madre hablaba con Kara, que había cambiado el turno para poder acompañarnos a King Kross.

Todos estábamos muy ocupados bajando los baúles por la escalera y apilándolos en la puerta, con Argus y Queen. Picket estaba listo en el bolsillo de mi camisa. Mamá había ido a Londres a comprarme varias cosas cuando un día todos descubrieron a Picket saltando de mi ropa a la mesa en busca de comida. Desde ese día nunca más lo volvió a hacer.

- ¿Llevas comida para Picket? – me preguntó mi madre por enésima vez

- Sí, mamá – le dije

- Que no pase hambre. Y si lo hace – dijo dirigiéndose a Picket que la miraba con atención con sus pequeños ojos - avisas a Queen y me acabaré enterando – me regañó mi madre

- ¡Mamá! – protesté

Mamá se despidió de nosotras pues no podía acompañarnos. Debía ir a trabajar. La abuela también se despidió.

- Sed buenas – habló en general pero mirando a Chelsea – Y no dejéis que os sobrepasen. Les lanzáis un buen chorro de agua con espinas y tierra.

- ¡Mamá! No las animes – la regañó mi madre Mary

La abuela nos guiñó un ojo y nos dio un beso a todas.

- Vámonos niñas – dijo papá

Subí a la parte trasera del coche, y enseguida se reunieron conmigo Jade y Chelsea. Kara subió delante.

- Mi último año en Hogwarts – exclamó Chelsea encantada

- Lo que hay fuera no es mucho mejor Chelsea – le dijo Kara

- No me desilusiones - le contestó

El viaje hasta King's Cross fue muy tranquilo. Llegamos a King's Cross con veinte minutos de adelanto. Kara y papá nos consiguieron carritos. Descargamos los baúles y jaulas.

Fuimos hacia la barrera que había entre los andenes nueve y diez, empujando los carritos. Un instante después, cayeron de lado a través del metal sólido y nos encontramos en el andén nueve y tres cuartos. 

Nos abrimos paso hasta el final del tren, pasamos ante compartimentos repletos de gente y llegamos finalmente a un vagón que estaba casi vacío. Subimos los baúles, pusimos a Argus y Queen en la rejilla portaequipajes, y volvimos a salir para despedirnos.

Nuestro padre nos dio un beso a todas. Kara nos dio un abrazo.

- Sed buenas – nos dijo papá

Se oyó un potente silbido y pasaron unos guardias cerrando todas las puertas del tren. Nos subimos al tren que había empezado a moverse. Corrimos a la ventana más cercana y nos despedimos de Kara y nuestro padre hasta que el tren dobló una curva y los perdimos de vista.

- ¿Estás llorando? – le dijo Chelsea a Jade

- Las despedidas me ponen triste, vale? – le dijo Jade

Chelsea rodó los ojos y se apartó de la ventana para alejarse por el pasillo. Un ruido de baúles sonó en el pasillo y vi a Carl y Seth arrastrando sus cosas.