Ser la menor de 4 hermanas no es algo que le desee a cualquiera. A esto hay que sumarle el peso familiar que llevo a mis espaldas. Si mi vida no es fácil, lo es menos convivir en Hogwarts con tus hermanas y los Merodeadores y lo que es peor, ¿qué pa...
Aunque al final me había decantado por pasar las vacaciones de Navidad en casa, a veces me arrepentía de haberlo hecho. De haberme quedado en Hogwarts, sabía con certeza que Sirius también se habría quedado. Lo echaba de menos. Sé que él se mostraba reticente a pasar todas las vacaciones en casa de los Potter. Era muy feliz viviendo allí pero a veces él tenía la impresión de que molestaba aunque James se ponía a discutir con él sobre ello.
Por eso, se escapaba tardes enteras y aparecía a un quilómetro de mi casa. James sabía donde estaba así que a última hora de la tarde me lo encontraba muchas veces sentado en el sofá de mi casa, conversando con Kara y Chelsea. En cuanto me veía entrar, se disculpaba y se marchaba apurado, y usaba los polvos flu para volver a casa, donde Sirius ya lo esperaba.
- Haces muchas excursiones al pueblo – me dijo un día Chelsea – ¿no te estarás viendo con alguien?
- Sí, con Diego y Leslie
- Ya, seguro – dijo Chelsea mirándome de reojo y volviendo a concentrarse en su revista de moda – Una cosa, ¿te ha pedido ser su novia? – como no contesté, Chelsea soltó una carcajada – Me lo imaginaba
Tuve que callarme. Sirius me había enviado una carta hoy diciendo que en los próximos tres días no podía venir porque Remus había ido a pasar las vacaciones con ellos en casa de los Potter. En tres días seria fin de año y pronto volveríamos a clase.
En los ratos en los que no estaba con Sirius o mis hermanas, me los pasaba estudiando para los TIMO. Con Kara en casa, no podía evitar sentir doble presión: la de mis padres y la de Kara.
La radio volvía a estar puesta. Era la tercera vez que lo escuchaba: Un meteorito entrará en la atmosfera a finales de febrero
- Ya lo hemos pasado una vez – dijo Kara apagando la radio aburrida de escuchar la misma noticia una y otra vez. A veces los muggles eran muy intensos y se pasaban un mes hablando de lo mismo todo el tiempo, como si el resto no importase.
- Pero esta vez será diferente – dijo Jade – A lo mejor ahora podré congelarte del frio – se burló Jade moviendo sus manos y apuntando a Chelsea
- Tu tócame y te juro que no lo cuentas – le respondió Chelsea.
- Lo bueno es que a nuestro primo le arrebatarán los poderes de fuego por uno o varios días - apuntó Kara
- ¿Y dónde ves lo bueno? - se quejó Chelsea – Tendré que vigilarlo para que no convierta el castillo en una selva o en el Lago Negro
- ¿Seguro que no te estás describiendo a ti? – se burló Jade y Chelsea le tiró un cojín
Para su mala suerte y sobre todo la del cojín, falló y fue parar a las manos de papá. En menos de un segundo el cojín se había convertido en cenizas y mamá traía el recogedor y la escoba.
-Lo siento – se disculpó Chelsea con voz nerviosa
- Os tengo dicho que no os tiréis cosas y menos si papá está en medio – dijo nuestra madre - ¿estás bien?
Papá tenia los ojos cerrados y respiraba y exhalaba profundamente. Lo hacia cada vez que sus poderes se descontrolaban. Ser el señor del fuego no era fácil.
- Sí – dijo y abrió los ojos – Te lo descontaré de la paga.
Chelsea no pudo rechistar y las tres intentamos no reírnos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.