Capítulo 22

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Michelle:

—Michelle, tranquila —el Juano me toma de la mano— no te preocupes tanto

—¿Cómo chucha quieres que esté tranquila? El Manu está en el hospital y por weon mas encima —pone su mano encima de mi rodilla porque estaba tiritando y no me había dado cuenta

—Michelle, mírame —me sujeta con sus manos por las mejillas y me hace mirarlo— todo va a estar bien, tu sabes que el Manu es fuerte, es obvio que va a salir de esta

—Acuérdate de que él es como la yerba mala —me dice la Lou

—¿Por qué yerba mala? —le pregunto

—Porque nunca muere, igual que la yerba mala po

—Bueno, igual tienes razón —me apoyo en el hombro del Juano y me quedo mirando por la ventana— espero que este bien

—Se nota que te preocupas mucho por tu amigo —me dice el Diego

—Sí, porque si ese gil sale bien de esta, después le voy a sacar la chucha por no hacerme caso a ese culiao conchesumare —me paso las manos por la cara mientras suspiro

—Te diría que me asustas, pero ya estoy acostumbrada a tu perso —me dice la Lou— en estos momentos no quiero ser el Manu

—Por dos —le dice el Juano y me abraza

En el resto del camino no dije nada, solo me quedé mirando para afuera mientras jugaba con los anillos del Juano que tenía en su mano. La Lou iba hablando con el Diego, pero estaba igual de nerviosa que el Juano y yo.

Puta, Manu culiao, más te vale que esti bien sino te saco la chucha

Llegamos al hospital y esperamos a que el señor Ricardo estacionara el auto antes de bajarnos y poder ir adentro.

Cuando entramos en la recepción las enfermeras me saludaron, como son compañeras de mi wely me conocen desde que soy un poroto —literal, porque aquí nací—

—Hola, tía Cari —saludo a la enfermera del primer piso— ¿Sabe dónde está mi wely?

—Sí, mi niña, está en el piso tres con los pacientes en recuperación

—Gracias tía —camino rápido a las escaleras, porque los ascensores se demoran más que la chucha

—De nada, pero no corras que te puedes caer —me grita desde atrás

Subí rápido las escaleras con los cabros siguiéndome por atrás. Llegué al tercer piso y tuve que parar un poquito porque me había cansado de subir las escaleras —yo y mi mala condición física, pinche vida—

—¿Estas bien? —me dice el Juano llegando al lado mío

—Sí —respiro fuerte— solo... estoy un... poquito cansada... nada más —me enderezo y tomo aire despacio— vamos, necesito ver a ese gil —tomo al Juano de la mano y abrimos la puerta que daba acceso a las escaleras

—¿Sabes en que pieza está el Manu? —me pregunta la Lou

—Buena pregunta, mi querido Watson —le digo— no sé, pero veamos por los pasillos, tampoco es como si no los fuéramos a encontrar

—Todo caso, imagínate si estuviéramos en la clínica Bupa o en la clínica Las Condes, ahí sí que nos perderíamos —dice la Lou y los cuatro nos reímos

Al menos algo que haga que no esté tan nerviosa

—Diablita, ¿Esos no son tu papá con la mamá del Manu? —me dice el Juano apuntando al final del pasillo

Entre cuicos [Chilena] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora