Michelle
Llegamos a la casa del Manu.
Los seis nos bajamos del auto y en cuanto pusimos un pie dentro, nos tiramos a los sillones en el living.
—Y bien... ¿Quién tiene hambre? —pregunta el Joseph luego de unos minutos en silencio.
—Yo —dice la Lou con la cabeza colgando del sillón.
—Yo —le sigo. Me queda mirando y ambas soltamos una carcajada.
Nuestras risas se detuvieron por el rugido de las guatas de los giles, pero eso solo hizo que nos volviéramos a reír.
—Creo que todos tenemos hambre luego de una noche como esta —dice el Manu. Se intenta levantar del sillón, pero se queja.
—Quédate sentado, voy a ir a buscar el botiquín de la tía —le digo al Manu.
—Yo voy a la cocina a preparar algo —dice la Lou y se levanta.
—Te sigo —le dice el Seba.
—Quédate sentado para que la Miche te de algo y te limpie la herida en la ceja.
—Estoy bien, creo que de los cuatro weones soy el que está mejor. Déjame ayudarte —se le queda mirando directo a los ojos.
La Lou suspira.
—Bien, ayúdame —ambos entran a la cocina.
Voy a la pieza de la tía y en el closet encuentro dos botiquines, uno con los medicamentos y otro con las gasas y cosas para limpiar las heridas.
Bajo con los cabros y me siento junto al Joseph. Mojo un poco de algodón en alcohol y se lo pongo en la ceja con cuidado.
—¡Ah! —se queja el Joseph—. Esa wea arde.
—Es la idea, te estoy desinfectando la herida. Ahora quédate quieto sino se puede poner peor después —le soplo de vez en cuando para que no le arda tanto y sigo limpiando la herida hasta que saco toda la sangre seca.
—¿Terminaste? —dice el Joseph con los ojos cerrados.
—Noup, te tengo que poner una crema para que cicatrice y después vendarlo para que no te pases a llevar —saco las cosa del bolso de la tía.
—¿Podrías hacerlo rápido? Es que me duele —se queja y me hace un puchero.
—Es obvio que te va a doler, con el medio combo que te dieron. Y no, no lo puedo hacer rápido sino te puede doler más.
—Agradece que tenemos a alguien que sabe como curar heridas, sino tendríamos que ir al hospital —le dice el Manu.
—Juano, Manu —los llamo—. ¿Quién sigue? —pregunto mientras paso suavemente la crema sobre la herida del Joseph.
—El Manu, él está peor que yo —me dice el Juano.
Termino con la herida de la cara del Joseph y luego sigo con sus manos, sus nudillos están rotos. Le mojo las manos con suero, pongo la misma crema de antes en sus nudillos y luego le vendo las manos.
—Listo —le digo—. Manu-
—Michelle —me llama la Lou—. Ponle una wea a este weon, tiene los nudillos con sangre.
—Tengo que limpiarle las heridas al Manu, ¿Podrías hacerlo tú? Te digo lo que tengas que hacer —suspira y asiente.
—Dime que hacer —se sienta en el sillón de al lado y el Seba se sienta junto a ella.
Le paso suero, la crema para cicatrizar y las gasas. Empiezo a limpiarle los nudillos al Manu y la Lou sigue lo que hago.
—Estoy bien, no tienes que preocuparte tanto. Es solo un poco de sangre —escucho que dice el Seba, aunque bajito.
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Entre cuicos [Chilena] #1
Teen FictionDonde la Michelle tiene un giro de 180 grados en su vida cuando su mamá se casa con un hombre con plata, pasa de una vida en el barrio a una de cuica. Esta nueva vida le traerá amigos, amores y muchos problemas nuevos, todo esto por estar entre cui...