XI

2K 152 31
                                    

「 Últimamente me equivoco muy a menudo

¿Estás preparada para cumplir con tu destino?

¿Estás dispuesta a hacer el juramento?

¡Salva a Bloom!

¡Juro solemnemente proteger y servir a la corona de Domino!

Perdóname, Bloom.

Mientras el aire choca contra mi rostro por la velocidad y mis ojos contemplan la oscura noche, trato de resolver cierto dilema que no me ha dejado concentrarme ni descansar en los últimos días.

Ya no sé qué es correcto y qué no.

Por un lado, Bloom tiene derecho a conocer lo poco que sé respecto a ella; que ambas nacimos en el mismo planeta, que nuestras familias tienen un complejo pasado en común y, debido a éste pasado, por algún motivo tengo el deber de protegerla a toda costa de misteriosas fuerzas malignas.

Aunque, con sólo recordar mi juramento, puedo intuir el motivo de tanta atención a la pelirroja, sin necesidad de que nadie lo diga en voz alta.

Por otro lado, ella está aún alterada tratando de procesar que es adoptada, aunque en ningún momento ha dudado del amor de Mike y Vanessa, esa noticia sólo ha hecho que se haga demasiadas preguntas.

Está tan ansiosa que temo que haga una estupidez.

Además, ¿cómo se supone que voy a decirle que es la princesa de nuestro reino natal? No hay un manual que me explique, precisamente, cómo hacerlo.

Tampoco ayudan mucho ni mi padre, ni Faragonda. Insisten que el hada debe saber su verdad poco a poco, todo para que ciertas fuerzas del mal no la encuentren — sean quienes sean, aunque sospecho que las Trix tienen algo que ver, aunque la propia directora lo descarta, diciendo que sólo son unas adolescentes.

Entonces, ¿debo decirle a Bloom lo que sé, exponiéndola al peligro y a su cordura, o debo simplemente seguir el consejo de los adultos y arriesgarme a que me odie de por vida?

¡Sólo tengo dieciséis años! ¡Ni siquiera sé qué clase de persona, o hada, quiero ser! ¡Mucho menos tomar decisiones que pueden poner en riesgo a la última descendiente real de un planeta perdido!

— Blue, Blueee... Magix llamando a Blue.

Parpadeo, desorientada, ante la voz de Jake. Estaba tan sumida en mi misma que ni siquiera me he dado cuenta de que ya hemos llegado a Alfea.

El príncipe de Darkstone ya se ha bajado de la aeromoto y me mira no molesto, sino confundido, con los brazos cruzados.

Niego con la cabeza y bajo de la moto con rapidez. Jake ya se toma la molestia de traerme de vuelta después de cada turno sin rechistar, incluso cuando ya hemos discutido un par de veces sobre que no tiene porqué hacerlo, no quiero que pierda más el tiempo.

— ¿Estás bien? Has estado callada desde que has salido. — me dice mientras le devuelvo su casco. Vuelvo a negar ante su pregunta.

— Sólo estoy... cansada. Gracias por traerme. — expreso mientras hago ademán de adentrarme en la escuela.

El campus está completamente vacío y en silencio, si no fuera porque pedí permiso, me preocuparía que Griselda me encontrara fuera aún después del toque de queda.

— Espera, — Jake me alcanza y se interpone en mi camino. Siento que su mirada azul puede leer mis pensamientos. — Algo está mal, no trates de decirme lo contrario, ¿qué ocurre? — por un segundo, su ceño se tuerce aún más y su voz se endurece. — Nadie te ha molestado en el trabajo, ¿verdad?

MagicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora