18. Miedo

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Una semana había pasado.

Y decir que ambos estaban encerrados en su habitación con las cortinas sin abrir, sería mentira. Llorando a mares, mirando por horas la foto del otro o llamando por la madrugada era algo que esos dos se evitaban la pena. Porque así eran.

Ambos eran necios, con el ego en la mano pero eso sí, con la vista perdida en el techo todas las noches hasta que su corazón les hacía derramar una que otra lágrima fugitiva. Aunque lo que si era un hecho, es que se hacían falta. Mucha. Y no solo por el sexo.

Sino que extrañaban al otro, sus bromas, sus besos, su compañía, su calor, su olor. Su amor. Pero era normal ¿No?, Decir que eso no era amor sería mentira, sería un engaño que Gulf ha decidido tapar como si fuese el sol con un dedo.

Inevitable.

Es por eso que cada quién ha llevado su gran hueco en el corazón a su manera, como Mew, que se ha refugiado más que nunca en el trabajo y ahora sale de ahí por la madrugada, poniendo pretextos tontos o diciendo que tiene facturas por pagar cuando no es cierto.

Tiene una semana donde su restaurante nuevo ha abierto otra vez pero él cerró su mente. Solo viaja de un lugar a otro, y come cuando su vista se nubla.

Tan patético...

A veces lo piensa pero ¿Qué más podía hacer?, ¡¿Ir y rogarle a Gulf?! ¡Pero por supuesto que... que tal vez...

Pero su duda emerge y piensa las cosas, pensando en mil posibilidades menos en qué Gulf le de la oportunidad de ser más que el papá de su bebé. Pero eso, lo veía tan ridículo como su amor por él.

¡Solo a él se le ocurría enamorarse de su pareja sexual!

"Solo a Mew..."

-- Disculpe... -- llega un joven alto y moreno a interrumpirle su pensar. Mew voltea lentamente, ve al papá de Tian; "Earth", mirarlo con curiosidad y asiente sin ganas -- Lo busca un joven..

Abre los ojos, un rayo de esperanza le iluminó el camino por su nuevo restaurante que es donde se encontraba y le sonrió a Earth, caminó rápidamente por el pasillo del lugar. Buscando con esa ilusión que le palpitaba el corazón aunque de repente dejó de latir.

Un poco.

Ya que él tipo que le buscaba, le miraba con reproche y cierto miedo. Fiat estaba ahí, dispuesto a regañar a su hermano mayor porque lo merecía.

"Aunque también mordía su labio..."

-- ¿Qué haces aquí? -- pregunta Mew mientras se le acerca.

Él chico niega un poco, mira a su hermano ojeroso y más pálido pero lo ignora. Sabe que nada salió bien.

-- A mi también me da gusto verte -- dice irónico -- ¿Puedo hablar contigo...? ¿Vamos a comer? Además necesito comprar algunas cosas...

Mew le ve serio, asiente por obligación porque es su hermano y le hace que lo siga, ambos caminan hasta la salida sin decir nada y suben al auto, el camino es largo, tanto para Mew como para Fiat que se muerde las uñas cada que quiere hablar.

-- Solo compremos lo que necesitas y ya. Tengo muchas cosas que hacer. -- recalca Mew sin verlo y sin dejar de manejar.

-- Yo.. -- carraspea -- Necesito hablar contigo...

-- ¿De? -- le ve de inmediato al llegar al semáforo

Pero él chico menor se queda en silencio, le ve atento y su estómago se revuelve al pensar en cada palabra que tiene que decir, él pelinegro le ve con desesperación, está a punto de gritarle pero el sonido de los autos pedirle que se mueva le hacen tomar el volante, avanza rápidamente, entra al centro comercial y cuando se estaciona, baja rápidamente. Al contrario de su hermano que se queda ahí por bastante tiempo.

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