«MÁGICO»

27. Hola...

Seis meses han pasado;

Y decir que todo este tiempo ha sido fácil sería mentira, sería engañar, sería taparse los ojos y tratar de caminar cuando sabes que puedes caer o tropezar.

Pero así han sido estos últimos meses, casi una mentira donde dos personas fingen estar bien, fingen vivir felices cuando por dentro quisieran salir corriendo y encontrarse para no soltarse nunca.

"Lo anhelaban tanto..."

Pero vivían en un engaño, ahí donde su mente ha sido su peor enemigo y donde tal vez, el destino les ha echo pasar por tantas cosas para hacerles ver lo claro.
Pero había un detalle, ambos pensaban igual, casi exactamente lo mismo por ser casi iguales, eso de "polos opuestos se atraen" en ellos no aplicaba. Porque hasta el día de hoy han jugado un juego que cada vez se vuelve más difícil y necesitan regresar.

A sus besos, a sus bromas, a su aroma, a sus salidas por la tarde, al sexo por la noche y también cuando querían. Pero lo más importante, era volver a ser ellos mismos.
Ya que estos últimos meses se han puesto una careta donde han reprimido todo su dolor, aunque por las noches sale de vez en cuando, extrañandose, extrañando más que nada a su bebé el cuál ni siquiera conocieron y tocaron.

Era tan difícil...

Y con la mente complicada.

Vivían en un "engaño" donde ninguno necesitaba al otro porque el trato había acabado desde que su bebé se fue. Olvidándose de los momentos divertidos, placenteros y buenos. Todo había quedado en un baúl que cada quién cerró con llave y se tragó.

-- Un vodka y si puedes mejor vendeme la botella.

Sonríe Mew mientras está en la barra de bebidas, él chico que atiende le mira atento, niega un poco pero le sirve el trago. Ya está harto.

-- Es una boda señor, no un bar.

-- Si.. -- niega Mew riendo -- yo tampoco sé que hago aquí.

Toma el pequeño vaso que él chico le puso enfrente, y se lo bebió tan rápido que ni siquiera sintió en su garganta el ardor que recorrió su tráquea.

>> Dame otro.

Le mira firme y él chico suspira, ya que tal parece que ese hombre no tenía la intención de bailar o comer, solo estaba ahí, acabándose la botella que se supone que era para más invitados. Molestándolo porque tal parecia que no tenía nada que hacer.

Pero Mew tomó el trago número "ni siquiera me acuerdo", y se lo bebió, solo que esta vez movió su cabeza mientras carraspeaba y sonrió.

-- Sirveme.

Volvió a repetir y su vista giró, ignorando los ojos de ese hombre que se torcieron al pedirle más bebida, y mejor miró a su alrededor, observando a todos bailar, siendo felices aunque sea en apariencia y se puso celoso. Pero aún más por aquella chica vestida de blanco que era besada por un chico castaño, sonrió al verlos, le deseó a Sammy la mayor de las mejores vidas y giró su silla para tomar entre sus manos el trago que ya se encontraba a su lado.

Sin duda Sammy le habia dado una gran sorpresa cuando dijo que iba a casarse hace cuatro meses, que había encontrado a su indicado y a su único. A él le pareció una exageración hacerlo tan pronto y sobre todo tan joven, pero después de que se enteró que tenia los mismo años soltero, que Sammy con ese chico llamado Yatch;

Todo cobró sentido...

Negó con una sonrisa, miró su trago puro en el pequeño vaso y decidió voltear, queriendo brindar al aire por ese amor logrado y con buena suerte. Era tan irónico, pero sonrió, giró su vista, y en un instante el mundo se detuvo, de un momento a otro la música dejó de sonar, en un instante y sin esperarlo el reloj se paró y dejó de sonreír, y todo porque al ver aquellos ojos que le quemaron el alma, esos ojos marrones le fundieron hasta el cerebro, pero volvió a sonreír, amargamente, levantó su brazo y todo volvió a seguir su ritmo, le sonrió al chico que le veía, y después se tomó el vodka que ahora le sabía a recuerdos.