20. Palabras Hirientes

2.4K 333 55
                                    

La sangre hervir era poco.

Más bien por las venas saltonas de ese hombre de treinta años le recorría un líquido tan extraño que burbujeaba y le hacía casi rabiar. Cómo un perro.

Eso le provocaba aquel hombre que estaba junto al "suyo".

Odio.

Porque aunque Leo jamás le haya puesto pelea, Mew Supassit tenía algo personal con ese tipo porque le había arrebatado todo y fue casi con las manos en la cintura. Pero ese hombre tenía algo que él no. Y era valor.

Aunque sea un poco...

Leo voltea, ve como Mew les mira y voltea a ver a Gulf que aún está perdido en su mente por lo que le acababa de decir. Él castaño reacciona un poco, evita preguntar algo coherente porque de un instante a otro, era jalado del brazo a unos cuantos metros.

-- ¡Mew! -- le grita al verlo y quita su mano.

-- Te dije que no jugaras conmigo. -- le mira de frente al soltarlo -- ¿Qué hace él aquí?

-- Te importa una mierda. -- cruza sus brazos.

-- Mira Gulf. -- frota su frente -- Si quieres estar con él, anda y vete. -- sonríe falso -- pero a mi hijo no lo involucres con él. Así que en este instante vas y haces que se vaya. ¡Pero ya! -- le ordenó.

-- A ti te importa muy poco lo que yo haga. Es mi vida. ¡Y no voy a hacer nada de lo que digas!

-- Entonces lo hago yo.

Comenzó a caminar, pero Gulf abrió los ojos, se apresuró a alcanzarlo y le tomó del brazo antes de que dejaran como "radiador viejo" a su Nong.

-- ¡Cálmate Mew! ¡Estás haciendo el ridículo!

-- ¡Pero es mi hijo! -- se exalta y quita su mano.

-- ¡Claro! -- se ríe -- hace dos semanas que ni siquiera preguntas como estoy. ¡Maldito desobligado!

-- ¡Pues no fui yo quién me apartó! -- gritó Mew algo dolido.

Ambos se miraron fijamente, diciendo tantas cosas que ninguno se atrevía a decir en voz alta y él pelinegro se acerca. Haciendo que Gulf se quedara inmóvil y oliendo ese perfume caro que nunca se le olvida. Nunca.

-- No te me acerques... -- le detiene Gulf y ve como deja de avanzar -- Si quieres seguirnos adelante o vete por dónde viniste.

Comienza a caminar, dejando atrás a Mew y junto con él su dolor, obligando a su corazón a no quebrarse frente a él aunque él tipo que le mira la espalda limpia sus ojos.

¿Cómo era posible tanta ironía?

Pero Gulf abrió la puerta de su auto, Leo veía atento cada paso y cuando "su Phi" subió al auto que arregló, él castaño le hizo una seña para que subiera y así lo hizo no muy convencido.

-- ¿Qué pasa? -- pregunta al subir.

-- Vamos al ginecólogo -- dice Gulf al encender el auto -- así que suelta lo que vas a decir o te juro que me desquito contigo.

"Claro que él castaño no estaba bromeando..."

💫💫💫

-- Sueltalo Leo.

Dice irritado él tipo que maneja y a la vez mira por el espejo como un auto último modelo negro les sigue a toda prisa, voltea a ver a Leo, este mira al frente y muerde su labio.

Ese hombre a su lado estaba a punto de tener una crisis de ansiedad.

-- ¿A qué vamos al ginecólogo? -- pregunta curioso

«MÁGICO»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora