«MÁGICO»

22. Última vez

Los pasos firmes y estrellados en el suelo era lo que se escuchaba entre el caos de urgencias del hospital, niños llorando, personas dolidas, sangre, y alcohol, era lo que se alcanzaba a oler y sobre todo, a escuchar.

Porque ninguno de esos dos hombres que corrían volteaba a su alrededor, ya que de solo imaginarse que algo les haya pasado a ese par de personas que les coloreaba la vida, eran capaz de irse con ellos o su mundo se acabaría. Se moriría. Y sobre todo a Mew.

Pero es que en cuanto su hermano le dijo que Gulf ha sido participe de ese accidente donde terminaron en el hospital, fue como un cuchillo que le atravesó el alma, fue como si alguien le hubiese arrebatado la vida de las manos pero aun seguía vivo. Era extraño.

De solo pensar que algo le haya pasado a Gulf o a su pequeña personita, le estaba consumiendo la vida.

Su jodida vida...

Por eso ahora;

Fiat y Mew atraviesan esos pasillos de manera ansiosa, se pierden por un momento entre esas paredes azules pero al final logran llegar a recepción, pidiéndo inmediatamente información sobre ese par de "amantes" que tuvieron un desafortunado suceso.

Y todo, porque en la fila de autos de hace unos minutos donde estaban atorados, se encontraban avanzando lentamente como su preocupación y no podían hacer nada. Solo desesperarse mientras poco a poco avanzaban entre la fila. Aunque de repente, ambos quedaron impresionados, ya que a su derecha, podían ver el motivo de tan larga fila, detrás de tantas cintas amarillas y la policía haciendo guardia, se podía ver un auto completamente destrozado y con las llantas hacia arriba, dejando a Fiat y a Mew sin respiración porque él gran camión de gas que parecía ser el causante, tenía la parte delantera desecha.

-- No voltees...

Fue lo que él mayor dijo pero él reconocía ese auto blanco claramente, pero se calló, miró al frente mientras trataba de no llorar aunque cada vez era más difícil porque su hermano lo hacía desconsoladamente.

-- Deja de llorar... -- suspiraba Mew -- me pones más nervioso...

Le veía de reojo, su hermano lloraba despacito y no lo podía evitar, solo veía las calles que parecían un laberinto sin salida porque se les hacía eterno el viaje.

-- Dime que te dijeron...

Insistía Mew pero no lo hacía hablar, Fiat se quedaba en silencio, de solo recordar lo que le dijeron le causaba vomito pero volteó a ver a su hermano. Que ha pesar de todo mantenía la calma aunque sabe que por dentro muere peor o igual que él.

-- Alguien... -- sollozaba -- me respondió el teléfono de Leo... Y...

Comenzó a llorar de nuevo, él mayor se desesperaba pero lo que menos le importaba era saber que su hermano seguía teniendo contacto con ese hombre. Porque en ese momento, solo buscaba desesperado una salida pero no la había, los autos le obstruían el camino y no había marcha atrás, tenía a su alrededor personas en sus autos irritadas, molestas, y con el claxon en sintonía.

-- ¿Si? -- les ve la chica de recepción atenta a ese par de preocupados y vuelven a la realidad.

Tristemente.

-- Dos chicos tuvieron un accidente en auto hace poco, nos dijeron que los traerían aquí.

-- Oh.. -- hace una pequeña mueca -- uno de ellos pudimos saber su nombre, pero de él otro chico aún no tenemos información, no traía nada más que su teléfono... es urgente que lo sepamos.

-- ¿DE QUIÉN? -- grita Mew.

-- Solo tenemos información del joven Lolatt -- le ve incómoda.

-- Él otro chico es Kanawut Traipipattanapong. -- responde rápido él mayor.