30. ¡RÁPIDO MEW!

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Dos días han pasado de tan loca madrugada;

Y las 6:50 de la mañana avisa el reloj negro, percatandose ese chico moreno que va a buena hora, está a punto de llegar a su trabajo porque después de esas palabras aquel día, de llegar a un "trato" sin clausura, y besarse hasta que el sol comenzó a darles en la cara, Gulf le apartó, diciéndo que tenía que ir trabajar y tomó un baño entre pucheros y berrinches de Mew, tratando de convencerlo de quedarse pero ese ojos cafés no lo escuchó. Se puso el mismo pantalón con el que fue a esa boda, y le robó una de sus camisas caras al hombre que tenía al lado.

Desde ese día aún no se acostumbra a los buenos días en su teléfono y no va a negar que Mew Suppasit hacía sus días más felices.

Más Mágicos.

Cómo hoy. Porque hoy no era un día como cualquiera y lo sabía, Gulf va arreglando su cabello frente al espejo del taxi, él conductor acelera, mirando de reojo de vez en cuando al chico que se arregla y se siente un poco incómodo. Porque ver cómo abrocha y desabrocha los primeros botones de su camisa, como acomoda su cabello, se mira de perfil, luego de frente y moja sus labios, le ha echo que le toquen el claxon un par de veces.

Pero es que hoy Gulf tenía que verse increíble.

¡No te subían de puesto todos los días!

Claro que no, ¡Era su primer día como jefe de administración!, Hoy se levantó con los ánimos arriba y poco a poco su dolor va quedando atrás, se lo prometió así mismo y al pequeño que no logró ver la luz de sus ojos. Y aunque es una empresa pequeña, ¿Quién no se siente feliz de tan grande logro?.

Baja del taxi, al llegar a la empresa entra tranquilo, saludando a la recepcionista que ya es casi su amiga y sonríe.

-- Uy... Que guapo. -- le sonrió la rubia -- ¿A dónde vamos?

Se puso de pie, acercándose a Gulf, le abrazó tan fuerte que ese moreno casi se ahoga.

-- ¡Felicidades amor! -- le besó la mejilla

-- Gracias Mila. -- sonrió contento

-- No es nada cariño. -- le guiñó un ojo -- puedes salir temprano hoy, es mi regalo de bienvenida

Gulf sonrió.

>> Aprovecha los privilegios que tengo por ser la amante del patrón.

-- Si se entera la esposa vas a terminar siendo pelinegra -- ríe divertido

-- Hum. -- negó -- Esa sosa ya lo sabe pero como le gusta ser una mantenida, se queda callada, pero tú no te preocupes yo lo arreglo -- no se podía ser más directa, él castaño sonrió, negó un poco pero ella siguió hablando -- además que te han traído algo. Huele a café recién echo, a flor recién cortada y a tipo recién bañado...

Sacó de la parte de abajo de su escritorio, un vaso bastante sospechoso pero oloroso a café, un gran girasol amarillo, y sonrió al ver lo que tenía enfrente porque la letra en ese vaso marcado con un plumón, hizo que la rubia le golpeara el hombro y se riera. Tomó el vaso y la flor.

-- Pero que calladito te lo tenías. -- asiente la chica -- bastante mono y elegante... no lo dejes ir cariño o voy a quedarmelo yo. Es advertencia.

-- No lo haré. -- sonrió y dio un trago al vaso.

Café negro...
Casi suspiró.

Se despidió de la chica, entró al elevador mientras veía ese vaso y ¡Mew aún se acordaba de él! Sabía su amor por el café negro, su casi odio por los girasoles, pero no esperaba que ese guapote se acordara de lo que le dijo ayer por mensaje. ¡Claro que le prestó atención!.

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