Partner || 承成 - SeungSung

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Pov narrador // Maratón 2/3

— Entonces, Lixie, ¿vas a perdonarme?

MinHo hacía su mejor esfuerzo para que el rubio le perdonase, pero no recibía muchas respuestas. Luego de haberle explicado todo lo que había hecho —obviando la parte más parte del relato—, el menor seguía indiferente con él. No lo mimaba como solía hacerlo, y al parecer, su dolor de panza se había ido. Sus finos labios se veían tan tentadores y el mayor solo quería abrazarlo y dejar muchos besos suaves allí.

— ¿Por qué no vas a perdonarme? Ya te conté todo lo que pasó y todavía no crees que no haya estado con nadie, bebé.

— Sé que hay algo que no estás contándome. — Félix suspiró y rodó los ojos. — La punta de tu naricita se pone un poco roja cuando hay algo que intentas esconder.

MinHo quería ponerse una toalla en el medio de la cara y esconder su nariz. ¡Félix se había dado cuenta de aquella cualidad suya! Ya no podría seguir escondiendo aquello que no quería que Lee supiera. Iba a ser el hazme reír de su novio-no-novio y eso le molestaba mucho.

— No tengo la nariz roja. — el mayor bufo y se cruzó de brazos, recibiendo como respuesta una sonora carcajada del chico pecoso.

— ¡Ahí tienes! Se puso más rojita que antes, MinHo hyung. ¿Qué tiene para contarme?

Lee perdería su pinta de chico malo si le revelaba dónde había estado la noche anterior. Definitivamente no iba a contarle, pero Félix era muy insistente y molesto a veces.

— No hay más gomitas, ¿traigo más? También puedo hacer más chocolatada si quieres.

El rubio se quejó por lo bajo y asintió a ambas propuestas; aunque quería saber que tanto escondía MinHo, también anhelaba seguir comiendo.

Luego de un rato, el mayor apareció por la puerta con una compotera aún más grande repleta de dulces, y en su otra mano, la taza de Félix llena de su chocolatada especial. El menor sonrió al verlo y golpeó suavemente sus manos en sus piernas como forma de demostrar su emoción.

El pelinegro volvió a sentarse en su lugar y comenzó a llenar su boca exageradamente rápido con gomitas. Lee levantó una ceja dándole a entender al contrario que quería la explicación que no le estaba dando y la quería ya.

— ¡Está bien! — MinHo bufó y se dispuso a hablar, jugando con sus manos. — Cuando salí con Chan ayer, estábamos en la pista, bailando. Y él estaba con JeongIn, y estaban tan juntos, dándose tanto cariño y amor que me empecé a sentir mal porque tú no estabas conmigo y quería tenerte. Necesitaba tenerte, bebé. Abrazarte, bailar pegado a ti, agarrarte de la cintura, besar tus finos labios. — las mejillas del menor se colorearon de un hermoso carmesí, sonrió de lado y MinHo siguió hablando. — Entonces le dije a Chan que me sentía mal y me fui a la casa de mi mamá, me acosté en mi vieja cama y abracé a mi gatito toda la noche. En un momento me arañó en el hombro porque le molestó sentir mis lágrimas, o eso dijo mamá. Te extrañaba tanto bebé, necesitaba al menos saber cómo estabas. Me odié, ¿sabes? Odiaba todo de mí por todo lo que te hice.

— No deberías odiarte, MinHo hyung. Yo no te odio.

— ¿No? — abrió los ojos sorprendido y se acercó lentamente al pecoso. — Félix, ¿puedo besarte?

Unió sus labios, posicionando sus manos en las mejillas del menor, mientras que este agarraba suavemente la remera del mayor. Ambos necesitaban eso, ese contacto que demostraba todo el amor que tenían y demostraba cuanto se habían extrañado. Ambos se necesitaban tanto que poco le importó a Félix lo que había pasado; él conocía a MinHo, sabía como era, y muy claro tenía que, si había llorado con su gato, era porque de verdad le había dolido.

— Hyung. — lo llamó entre besos, recibiendo una pequeña queja como respuesta. — ¿Podemos hacerlo?

— ¿Eso es lo que quieres, bebé? — asintió seguido de una sonrisa y MinHo lo sentó suavemente sobre su regazo. — Está bien, pero hay una condición. No soy Daddy, ni hyung, ni nada. Soy MinHo, tu novio. Y ojalá el amor de tu vida, Lixie.