Partner || 承成 - SeungSung

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Yang JeongIn // Por narrador

Sus amigos lo habían convencido de ir a aquella fiesta. Él no quería estar ahí, rodeado de personas ebrias y que no conocía. Hubiese preferido mil veces más quedarse en su cada mirando alguna serie, o cantando mientras ordenaba sus libros. Pero no, sus estúpidos amigos -que consideraba muy infantiles y casi ni eran sus amigos- lo habían traído a rastras a ese lugar.

Estaba en el sótano, tomando gaseosa, porque se consideraba un tanto pequeño como para beber. Además, el otro día debía ayudar a su abuelita a arreglar el jardín desde temprano y no quería sentir dolores de cabeza; amaba compartir tiempo con su ancianita favorita, y no permitiría que nada arruine ese momento.

Estaba mirando su celular cuando sus amigos comenzaron a darle pequeños golpes en su hombro, empujándolo hacia una ronda.

- Vamos, vamos. - había dicho uno. - Ve a jugar, JeongInnie.

- ¿A jugar a qué? - preguntó confundido, quería irse cuanto antes fuese posible.

- No sé, solo ve, así te divertis. - lo empujó otro de sus amigos.

El chico de  brackets se dejó llevar, y al cabo de unos segundos y varios "permiso", ya estaba sentado en aquella ronda de gente. Una botella vacía estaba sobre la mesa frente a él, y del otro lado de la mesita, estaba Bang Chan.

Según Yang, el mayor tenía un no-sé-qué que le encantaba. Era muy tierno a veces, inteligente y se preocupaba mucho por los demás. O al menos eso le habían dicho; nunca había sido capaz de hablar con él. Estaba muy avergonzado de estar ahí, con el chico que tanto admiraba en frente. No sabía donde meterse, o como esconder el rubor que aparecía sin permiso en sus mejillas. Su corazón latía más rápido de lo normal, y no podía controlar el temblor en sus manos, así que las mantenía agarradas, escondidas entre sus piernas.

Y sin avisarle, el juego comenzó.

Al principio la botella giraba sin prestarle atención a JeongIn, y aquel grupo de tres chicos, formado por Chan y sus amigos, parecían ser el centro del juego, y los demás, las víctimas de sus retos.

Todo venía bien, Yang no existía y no recibía miradas; apenas él mismo notaba su propia presencia. Hasta que de pronto, se convirtió en una víctima.

— Te reto a acostarte con la persona que tengas en frente. — fue lo que le tocó a Chan.

El australiano levantó la vista, y se encontró con un muchachito de brackets boquiabierto y sonrojado. Le pareció tan tierno que podría haberse levantado e ir directamente a besarlo. Pero no lo hizo. Le regaló una sonrisa, y el juego siguió una ronda más, y terminó cuando el chico admirado por JeongIn le hizo un reto a su mejor amigo, que el pequeño Yang no llegó a escuchar porque estaba muy sorprendido por lo que había pasado segundos atrás.

Yang JeongIn estaba por irse, incluso, ya tenía puesta su camisa, que mágicamente, había encontrado. Lo que no había conseguido localizar eran sus amigos. Así que estaba dejando la fiesta solo.

Hasta que una mano tomó levemente su hombro.

Giró sobre sus talones, y se llevó la sorpresa de ver allí, junto a él, a Chan. El menor no sabía qué decir, ni cómo actuar.

— Hola, JeongIn. — dijo finalmente.

El menor se quedó mudo, apenas pensaba. Chan estaba hablandole, y él no sabía qué decir.

— Oh, hola, Chan hyung. — respondió suavemente, haciendo su mayor esfuerzo para esconder su nerviosismo y regalándole una brillante sonrisa.

— Uh... Solo quería hablar respecto al reto... Ya sabes. — comentó Bang, rascándose la nuca. — Si no querés hacerlo está bien, o quizás te gustaría hacernos más cercanos y eso.

— No... No lo sé, quizás sí.

— No puedo entenderte bien, JeongInnie.

Yang casi se cae al piso luego de escuchar eso. ¡Acababa de llamarlo JeongInnie! Chan hyung definitivamente era una persona que el pequeño admiraba. Era tan bueno, amable, tierno. Tan todo.

— Que preferiría que seamos un poco más amigos, más... Cercanos.

— Muy bien, me parece perfecto. — le sonrió. — ¿Puedo tener tu número?

— Oh, sí, sí.

{🍍🍍}

Esa noche, JeongIn apenas pudo dormir. Al llegar a su casa se encontró con un mensaje de su hyung para verificar que había grabado bien el contacto. Luego de eso, estuvo, fácil, una hora pensando como agendarlo.

Bang Channie hyung 💙

Estaba contento con el resultado, resultaba tierno y respetuoso al mismo tiempo. Sonrió embobado mirando la pantalla de su celular, e intentó dejar de pensar en el australiano para poder dormir de una vez por todas.