Partner || 承成 - SeungSung

26

Pov narrador

Luego de un tiempo que pareció interminable para JiSung y HyunJin, la puerta de la habitación se abrió, y por el pasillo aparecieron Félix y JungWoo. El menor se acercó a sus dos amigos angustiado y los abrazó, tan fuerte que Hwang rió y el muchacho se quejó por lo bajo. Kim se acercó a su amigo, quien le dio unas palmaditas en la espalda en señal de "lo hiciste bien". Y ChangBin, miraba todo lo que pasaba sin saber qué hacer.

— ¿Qué vas a hacer ahora? — preguntó el del lunar en el ojo curiosamente. — Puedes venir a mi casa, vemos películas, series, charlamos. No sé, lo que quieras.

Lee miró al amigo de su novio, quien asintió, dejando en claro que no tenía problemas de que vaya. Al fin y al cabo, la casa ChangJin era un lugar donde todos iban cuando se sentían mal y la parejita se encargaba de consolarlos.

— Pero antes tengo que buscar mi mochila.

— ¿Y dónde está? ¿En tu casa? — habló el pelinegro. —Podemos pasar a buscarla, nos queda de camino.

— No, no. — se apresuró a responder. — Está en el departamento de MinHo.

Todos abrieron los ojos sorprendidos, menos JungWoo, quien ya sabía todo lo que había pasado entre su amigo y Félix. JiSung se sentó en el sillón, pensando qué hacer para nada le sucediese a su pequeño y dulce amigo. Era un chico tan bueno y cariñoso que todavía, después de muchos años, no podía creer que las cosas malas le pasaban a él.

— Deberías ir, no creo que MinHo esté allí. — habló uno de los mayores de los presentes. — Debe de estar buscándote, y no creo que piense que irás a su casa. ¿Tienes las llaves?

Félix asintió despacio, sin saber exactamente que responder. Aunque ya habían hablado antes, ir a la casa de aquel chico que lo había lastimado era un tema que no habían tocado ni de cerca.

— No vamos a dejar que vaya, mira si de casualidad está allá. — respondió Hwang preocupado.

— Jin, corazón. — ChangBin se acercó a su pequeño y habló suavemente en su oreja. — No va a pasarle nada, vamos a estar ahí.

— Tanto JiSung como HyunJin, miraron odiosamente a Seo. No querían aceptar que estaba en lo correcto, que Félix podía cuidarse por su cuenta y que ellos no deberían entrometerse en lo que al rubio decidiese hacer.

— Está bien, entonces, vamos. Toma llaves y vamos a buscar las cosas de Félix.

— Esperen acá, iré yo solo. — dijo Lee abriendo la puerta del auto de ChangBin al mismo tiempo que sacaba las llaves del departamento de MinHo de su bolsillo.

Antes de entrar en el edificio, volvió la vista a sus generosos amigos. HyunJin le miraba preocupado, y en menos de unos segundos, bajó la ventanilla.

— ¡No tardes mucho! — gritó desde dentro del vehículo. — O si no me veré obligado a comer de la torta que JungWoo te regaló, mosquito.

Félix bufó, y entró al edificio. Saludó al recepcionista, quien ya estaba acostumbrado a verlo rondar por allí debido a las innumerables veces que había visitado a MinHo.

Subió por las escaleras para que el tiempo pasase más despacio. Sus manos temblaban al igual que sus piernas, y no exactamente por haberlas hecho trabajar tanto. Sentía que su corazón iba a salir disparado de su pecho por los nervios. ¿Qué le diría a Lee si estaba allí? ¿Se enojaría con él por ir sin su permiso? Pero solo necesitaba su mochila, así que sería rápido...

Insertó la llave en la ranura y lentamente, la giró, quitando la traba. Le sorprendió que la mayoría de las cosas estaban en su lugar. No había cosas desparramadas por el piso y las sillas se encontraban perfectamente ordenadas bajo la mesa. Solo Félix hacía esas cosas en la casa de MinHo.

¿Acaso se había conseguido un nuevo Lee Félix? Quizás un hermano gemelo perdido o algo por el estilo.

Pensó Lee, a la vez que pasaba a la cocina y se encontraba con la taza que solía usar cuando visitaba al mayor lavada, y boca abajo, secándose. Sonrió involuntariamente y por fin fue a la habitación en busca de sus pertenencias.

La puerta estaba cerrada. Pero no le resultó extraño, siempre solía estarlo. Lo raro, era que se filtraba un poco de luz debajo de ella, indicándole que alguien o algo estaba dentro. Abrió muy despacio, ya sabía que si lo hacía rápido, el picaporte podría caer y hacer mucho ruído.

Entró, y su vista se dirigió instantáneamente a la lámpara sobre el escritorio. Allí estaba apoyada su mochila, así que se acercó para agarrarla y por fin irse. Pero para su mala suerte, estaba abierta, y semi vacía.

Podría haber solo haber agarrado su celular e irse, más había algo que se lo impedía. Todo se reducía al hecho que de que Lee MinHo se había quedado dormido utilizando la remera que Félix había llevado en su mochila.

No pudo más que acercarse, sentarse a su lado, y mirarlo mejor. Sobre sus mejillas, había pequeñas lágrimas ya secas. El pelinegro no lloraba por nadie, era tan frío como el hielo y cortante como una tijera; pero adoraba decirle bebé a Félix.

— MinHo, necesito mi remera. — susurró cerca del oído del mayor. — Necesito la remera así me voy y no molesto más.

El mayor se movió un poco y abrió lentamente sus ojos, encontrándose con el menor a escasos centímetros de su cara.

— Lo siento, bebé. No voy a darte nada, así que vas a tener que quedarte conmigo.