Partner || 承成 - SeungSung

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Pov narrador

JiSung se removió en la cama al sentir un dulce olor inundar la habitación. Miró su teléfono y notó que se había quedado un tanto dormido. Hoy era un día muy importante, porque comenzaba la última semana en el departamento de SeungMin. Parecía que todo había pasado volando, como si el tiempo no existiese.

Se levantó a duras penas seguida de Kami y se dirigió a la cocina. Delante del horno, se encontraba SeungMin descalzo y con unos shorts naranjas, cocinando.

— Buenos días. — depositó un beso en sus regordetes labios. — Y buenos shorts.

— No encontré otros y no quería despertarte, así que me puse los primeros que encontré. Tampoco están tan feos.

— No, no. Solo decía. — JiSung se sentó frente a la barra con el perrito en las piernas, esperando a que la comida este lista. — ¿Qué estás cocinando?

— Son tortitas de frambuesa. — el chico pelinegro levantó un bowl lleno de una mezcla rosada. — Busqué la receta en internet para sorprenderte. ¿Te gustan las frambuesas?

— Sí, solía comer un montón cuando visitaba a mis abuelos.

El aroma dulce de las tortitas de fruta llenaba el ambiente. Era un día sencillamente hermoso; un sol enorme, temperatura calurosa pero sin agobiar, no debían hacer nada, y SeungMin estaba preparando el desayuno. ¡Los desayunos de Kim eran lo mejor del mundo!

— Hoy podríamos salir a pasear, ¿no? — preguntó JiSung luego de que el pelinegro dejase la comida frente a él. — Podremos ir a la plaza con Kami. Así pasea y juega un rato y nosotros disfrutamos el día.

— Me parece bien. — antes de sentarse, colocó un platito con comida canina para el perrito en el piso. — Hace años no salimos, y menos con él.

Desayunaron en silencio como de costumbre, y los únicos ruidos que se escuchaban eran los de los cubiertos golpeando suavemente contra el plato o las patitas de Kami sobre el piso.

Bajaron por el ascensor porque las escaleras eran muy complicadas para el cachorrito.

SeungMin llevaba a JiSung de la mano, con sus dedos entrelazados; y el muchacho sostenía la correa de Kami enganchada en su muñeca. Ambos llevaban lentes de sol y gorras negras, como un estilo outfit de pareja.

— ¡Por favor, corazoncito! Usemos esto. — Kim había insistido tanto en usar prendas parecidas que Han no tuvo más opción que aceptar.

Dejaron el edificio saludando al portero y comenzaron a caminar bajo los fuertes rayos de sol. La temperatura era tan agradable y acogedora que JiSung sentía que al final había encontrado a donde quería pertenecer. Descubrió, que su lugar en el mundo era ese; con SeungMin a su lado, caminando a la par tomados de las manos.

— Debería llamar a RenJun. — habló él repentinamente. — Hace mucho no hablamos y el fin de semana tengo que volver con él.

— ¿De verdad vas a irte?

— ¿No era ese el trato? Cuatro meses, SeungMinnie.

— Quiero que te quedes.

— Yo también quiero quedarme, pero no sé, ¿qué voy a decirle a RenJun? Apenas sabe que estamos juntos porque solo hablamos por mensajes desde que pasó lo de Chan y JeongIn. — JiSung bajó la vista y miró a su mascota, quien por ser su primera vez caminando afuera, estaba muy animada. — Kami se quedaría contigo, él te quiere mucho. Además, van a poder dormir juntos.

— ¿Por qué insistis tanto con irte? — Kim bufó y cruzó sus brazos mientras aceleraba el paso. — Estoy pidiéndote que te quedes conmigo y Kami y solo hablas de irte y dejarnos. ¡Quédate conmigo! ¿Tengo que gritarlo para qué lo entiendas? No quiero separarme de ti ni un segundo.

— Bien.

— ¡¿Bien?! ¿Solo eso?

— Bien, me quedo.

SeungMin notó que JiSung había quedado bastante atrás y se acercó a él. Sus ojos estaban brillosos por las lágrimas que amenazaban por salir y el pelinegro se sintió inmediatamente mal por como había hablado.

Acercó al muchacho a su pecho y le abrazó, acariciando suavemente su cabello mientras susurraba cosas inentendibles. JiSung se aferró con sus manitos a su espalda e ignoró los tirones de Kami para seguir caminando.

Aunque SeungMin le pedía que se quedase, él simplemente no podía evitar sentirse como una carga; odiaba sentirse de esa forma cada vez que alguien le ofrecía algo.

— Perdón. — susurró bajito.

— No te disculpes príncipe, fue mi culpa. — se abrazó más al cuerpo del mayor. — ¿Seguimos? Ya estamos cerca y Kami se ve muy entusiasmado.

Llegaron al parque. Estaba sencillamente hermoso. Había muchas flores rojas y blancas, el pasto estaba perfectamente cuidado y los árboles eran enormes.

Encontraron una sombrita y se sentaron allí. SeungMin se apoyo contra el tronco del árbol, y JiSung se apoyó en el abdomen del contrario.

Se sentían sumamente cómodos a pesar del hecho de sentir las raíces clavarse en sus espaldas.

Kami correteada alrededor de ellos, llevándoles ramitas y frutos caídos para jugar. Y aunque estuvo un rato haciéndolo, se cansó muy poco tiempo después y se acostó al lado del pelinegro para dormir.

— ¿Viste las nubes? — preguntó SeungMin. — Tienen muchas formas distintas, que hermosas.

— Sí... ¡Mira! Esa parece una bicicleta.

— ¡Y esa nuestra casa! — señaló Kim, pero apenas se veían dos o tres líneas abstractas, a lo que JiSung rió.

Se quedaron ahí hasta que Kami comenzó a caminarles por encima, en un pedido que interpretaron cómo que quería irse nuevamente al departamento, seguramente a comer.

En el camino de vuelta, pasaron por el lugar de trabajo del pequeño JeongIn para comprar dos helados de frutilla. El jovencito quedó encantado con Kami y prometió visitarlos en la semana para poder jugar con él, y jisung le dijo que también podría juntarse con Félix a lo que el pelinegro accedió encantado.

El reloj marcaba las ocho cuando el muchacho, cansado, se tiró en el sillón a ver una serie. Poco tiempo pasó hasta que apareció SeungMin con muchas gomitas de varios sabores para comer.

Ahí se dio cuenta Jisung de que no le importaba dónde se encontrase. Si en la casa de SeungMin, la de RenJun, o la de su país natal; él siempre pertenecería a donde Kim esté.