Fue un bombazo radical en la mandíbula lo que me mandó de viaje hacia la punta de la colchoneta. Apenas aterricé con la cabeza casi tocando el suelo duro, me vi perdida en un montón de puntos negros que tapaban mi visión. La barbilla me latía y estaba segura de que me saldría un chichón de tamaño titán.
Sin tener tiempo de compadecerme por lo hermosa que se vería mi cara, usé las piernas y me impulsé para quedar de pie con agilidad. Por suerte fue mucho antes de que el puño de Viktor Gokran me sacara el aire con un golpe limpio dirigido a mi estómago.
Me aparté al vuelo frunciendo el ceño. Ningún golpe era limpio, a mi parecer. Está era «lucha callejera» ¿Dónde estaba lo limpio?
No me agarré la mandíbula para sobarla porque no quería hacer nada más que darle piso a ese cabrón. No le apartaba la vista de encima, y eso le divertía, haciendo que yo me encendiera más.
Antes de que se las pensara para hacerme un gesto con la mano arremetí contra él dirigiendo un golpe seco a su garganta. Viktor lo neutralizó fácilmente. Continuamos golpeándonos alternativamente girando en círculos. Yo embestía, él esquivaba, él embestía, yo intentaba esquivarlo.
En un momento dado los dos salimos disparados hacia atrás, separándonos. Las gotas de sudor mojaban nuestras frentes y nuestras respiraciones se acompasaban no lo suficiente mientras no apartábamos las miradas rivales el uno del otro.
Dejó caer los brazos a un lado y aproveché la oportunidad, dándome la vuelta para apuntar con la rodilla su zona abdominal. Viktor se apartó a un lado, pero no lo hizo con suficiente rapidez. Le atesté un buen porrazo en el estómago que lo dejó tambaleándose.
El Instructor Greinke dejó de cruzar los brazos y aplaudió.
Por norma, lo busqué sin caminar mucho y practiqué el golpe final. Viktor lo frenó con un buen bloqueo y con el otro puño probó en atinarme en las costillas. Sin embargo, sorprendentemente fui más rápida y nuevamente le propiné un golpe de rodilla en el abdomen.
Se quedó ido en una milésima de segundo, la cual yo tuve que haber aprovechado, pero se recompuso rápidamente y me empujó al suelo viniéndose conmigo.
Me quedé sin aire por un momento, y es que cuando caímos fuimos a rodar; en una de esas vueltas—y no sé cómo mierda—su codo se hundió en mi tripa. Gruñí e intenté deshacerme de él, pero el muy desgraciado pesaba un montón.
Como si no me lo esperara ya, Viktor me sonrío bonachón sin apartárseme; lo que provocó en mí una oleada de pura ira.
— ¿A qué vino eso? —ladré roja de la rabia y del esfuerzo.
Me guiñó el ojo.
—Una reacción desesperada.
Sí, cómo no. No me sorprendería que sus razones acabaran por tenerme debajo de él frente a toda la clase.
Viktor era conocido por ser un rompe corazones y un Don Juan chimbo. Todas las chicas caían a sus pies, o en sus sábanas... Supongo que porque yo no le había besado el culo alguna vez, venía por mí hasta que lo consiguiese. No era la primera vez que pretendía engatusarme, pues un verano atrás quiso sobrepasarse conmigo en la fiesta del solsticio que organizaba Michael Porcello en su casa, lo cual terminó con su cara en el piso y mi bota de cuero negra en su perfecta mejilla.
— ¡Quítate! —conseguí poner las manos en su pecho y lo tumbé a mi lado sin ninguna pizca de suavidad.
Viktor rió y se levantó de la colchoneta primero. Me ofreció la mano y yo se la aparté de un manotazo. Nada más que se distrajera un segundo, porque me lo cargaría hasta que mis nudillos chillaran.

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Lazo de Sangre
VampireCharlie Jenssen es una dhampir, nacida y entrenada para luchar contra los strigoi. Su más grande anhelo: convertirse en la mejor Cazadora que existiese. Pero desgraciadamente sus planes se van al chasco cuando, al salir de una fiesta en medio de la...