Cogí una goma para el cabello de la mesita de noche y me lo recogí en una coleta alta. Como siempre, algunos mechones cobrizos se escapaban y caían en mi nuca. Perfecto. Este era mi look del día a día.
Y entonces, las marcas se hicieron notar.
Gruñí y me solté nuevamente el pelo, arreglándolo de mala gana sobre los hombros. Todavía se distinguían los pequeños agujeros con el halo purpura a su alrededor, seguro y me quedaría la cicatriz. La vena había vuelto a la normalidad, pero el rastro de la maldita razón de esta cena seguía casi intacto en mi piel.
Me vestí con la indumentaria de entrenamiento, no por completo pero sí. La camiseta térmica (tal vez ya usada), una chaqueta de cuero, mis buenos pantalones de combate y las botas negras con las que le había tatuado la cara a Viktor en la fiesta de verano.
Si fuera a una expedición de caza de strigoi estaría más que adecuada para la ocasión. Tenía pinta de ir en busca de alguna asociación clandestina junto a Ethan Hunt.
Layla asomó la cara por encima de su libro cuando salí del baño. Estiré los brazos a los lados y me preparé para el veredicto. En realidad no importaba que dijera lo que estaba pensando, ya que no iba a cambiar de idea con respecto a mi imagen.
— ¿Vas a ir a la cena? ¿Y vestida así?
Me encogí de hombros.
—Sí, la verdad es que eso pienso hacer.
Cerró el libro de Cultura eslava y lo dejó tirado sobre la cama mientras se incorporaba sentada con las piernas cruzadas. Percibí diversión. No por cómo las comisuras de sus labios temblaban para no alzarse, no por cómo se esmeraba con apartar su mirada de mi rostro. Sino porque, si yo estuviera en su lugar, haría lo mismo.
Esto era ridículo.
—A ver —empezó, restregándose la nariz con el dorso de la mano—. Déjame decirte una cosilla, Charlie: yo no soy estúpida. Me di cuenta de la forma en que te veía Josep antes de que te marcharas corriendo, también de que salió corriendo tras de ti; y tampoco se me pasa que te has estado comportando muy rara desde ayer.
Me miraba con una ceja arqueada. Agh. La maldita expresión de «eres culpable. Te caché. Suéltalo. Dispara o te arrepentirás». Bueno, la última frase vendría siendo mía.
—Además —continuó después del incómodo silencio—, estoy lo suficientemente instruida de nuestro mundo para saber que un Original no le saldría con invitación de cenar a una dhampir. Te conozco de toda la vida y no acostumbras ser tan tímida, claro que no, siempre buscas la manera de que te resbale todo, y desde la fiesta estás un poco amilanada. ¿Sigo, o me dirás la verdad?
La verdad.
Oh, Layla, si supieras lo que significa revelar la verdad.
Mi subconsciente me miró con los ojos entornados y los brazos cruzados sobre el pecho. Le saqué la lengua sabiendo muy bien que eso le cabreaba.
Me humedecí los labios secos y moví los hombros hacia atrás para liberar un poco la tensión. Con los brazos colgando erguidos a mis costados, me acerqué lentamente a la cama. Ella se movió para dejarme espacio y me senté de modo que no me encontrara frente a frente.
—Tienes razón. No eres para nada estúpida, eso ya lo sabes —bajé la mirada a mis manos, repentinamente cohibida, muy raro en mí—. Yo...algo...algo pasó la noche de la fiesta.
Esperó en silencio, con una inquietante serenidad. Yo, en mi fuero interno, temblaba y gimoteaba de los nervios, colgando del risco que se alzaba sobre el vacío del miedo de su reacción.
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Lazo de Sangre
VampireCharlie Jenssen es una dhampir, nacida y entrenada para luchar contra los strigoi. Su más grande anhelo: convertirse en la mejor Cazadora que existiese. Pero desgraciadamente sus planes se van al chasco cuando, al salir de una fiesta en medio de la...