Capítulo inédito de El otro basado en la telenovela La otra (2002). El otro aún no ha sido publicada, lo será hasta que tenga, mínimo, 10 capítulo escritos.
Omegaverse y algo de porno.
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—¿Es verdad lo que dicen? —pregunta Izuku, de quice años, asomándose en el río.
Siempre ha pensado que si Katsuki fuera una criatura mitológica, sería una ninfa. Era tan hermoso, era coqueto y seguro de sí mismo, no le importaba ser un omega y eso era algo que le encantaba muchísimo. Izuku es un alfa así que pueden casarse sin problemas, su padre, Toshinori, estará tan feliz de ello.
Katsuki saca la mitad de su cuerpo mientras le observa con la mirada más fiera haya visto alguna vez. El rubio era distinto a todos los omegas que había conocido, él, sin duda, era bastante altanero y prepotente, igual que un alfa.
A veces se siente acomplejado por ello.
—Dicen muchas cosas sobre mí —menciona mientras trata de hacer un lado aquel protector de cuello que le da picazón para poder rascarse un poco. Pero no lo consigue, así que deja su tarea en paz.
—Dijeron que huiste con un alfa.
—Ah, eso.
—¿Eso es cierto?
—¡Claro que no! —exclama entre risas que parecen hirientes—, ¿Por qué haría algo como eso? ¿Qué no vez que tengo la vida que deseo?
Izuku se siente más tranquilo. Sí él le decía eso, no puede enojarse, simplemente adora a Katsuki, no por ser omega o porque pueden tener bebés si así lo desearan -aunque de verdad lo desea-, sino por la maravilla de persona que es. Lo admira muchísimo.
—Bueno, eso es...
—¿Eso te trajo hasta aquí? —Katsuki sale del agua, desnudo. Izuku se pinta de colores—, ¿Qué? ¿Acaso no habías visto un pene?
—El de alguien más, no —contesta girando el rostro. Katsuki se ríe de él mientras se acerca a paso lento. No sabe qué tiene ese rubio omega que hace enloquecer su frágil corazón.
—No mientas, ya me habías visto desnudo —el rubio no se tienta a pegar su pecho desnudo al suyo, mojando su camisa, ni mucho menos de atrapar su entrepierna con la mano. Entonces sus pantalones caen al igual que su bóxer, Katsuki lo tiene dominado sólo con una mano.
—¡Kacchan! —exclama avergonzado, descubriendose erecto ante la suave palma del rubio.
—¿Qué? No me digas que es la primera vez que te masturbas.
—No-no, pero...
—No hay nada de qué avergonzarse, se trata de mi.
—Eres un omega.
—¿Y sólo por eso no debería jalartela?
—¡No, no! —se tapa el rostro— Esto me gusta muchísimo.
—Quién lo diría, Deku, cualquiera pensaría que el omega, entre los dos, serías tú.
—Estás actuando diferente, antes eras igual de activo, pero ahora no tienes límites.
—¿De qué sirve vivir si no lo haces a tu manera? —aprieta, Izuku ahoga un jadeo.
—Tenemos quince, Kacchan... —susurra jadeante dejandose llevar por las caricias de su amigo de la infancia.
—Cuando tengamos dieciocho, promete que nos casaremos para que vaya a vivir en tu casa —declara Katsuki mirándolo atentamente, Izuku siente que se correrá en cualquier momento.
—Lo prometo, Kacchan, serás el señor de mi casa —Izuku siempre ha sido más bajo que el omega, así que se aferra a su cuello mientras que el rubio se dedica a acariciar su hombría, se deshace en gemidos, jadeos y suspiros que sólo el rubio puede ocasionar.
Está cerca, está tan cerca.
—Nunca voy a permitir que me dejes la marca —sentencia Katsuki apretando la punta de su pene y, con la otra mano, hacerlo agacharse.
—¿Qué haces?
—Date la vuelta —la sonrisa sardónica que Katsuki tiene el rostro le hace acabar, le gusta mucho el omega rubio.
Así que no duda en hacer lo que le pide. De rodillas, expone su trasero al omega quien se agacha a lamer su entrada. Él no debería ser el receptor, esa era la tarea de Katsuki, pero se sentía tan bien la lengua del rubio invadir su interior. Pronto estuvieron unos dedos expandiendolo.
Si alguien lo viera, pensaría que él, Izuku Midoriya, es un omega y que Katsuki Bakugō es su alfa.
Pero no es así.
—Te gusta, tu pene se ha levantado nuevamente y aún no inicia la fiesta —ríe Katsuki. Izuku pega su pecho en la tierra, lo mira desde abajo, el rubio se masturba ante su atenta mirada.
¿Cómo un omega puede tener el poder en esos momentos? Las cosas deberían ser al revés.
Pero no le importa.
—La quieres adentro —lo siente, ha puesto su pene entre sus nalgas, escurriendose en falsas embestidas—, ¿no es así, Deku?
—Sí quiero —susurra jadeante, nuevamente la mano de Katsuki es la que atiende su miembro necesitado.
—¡Midoriya-san! —los gritos desconcentran al par, uno de los peones está buscando a Izuku, el hijo del patrón.
—Kacchan, nos pueden ver —susurra alarmado.
—¿Y qué? Mientras no hagas ruido, todo estará bien —ha metido la punta, Izuku ha logrado venirse por segunda vez—. Definitivamente debí nacer siendo un alfa y tú un omega.
—Kacchan, algún día yo haré lo mismo —susurra jadeante el pecoso.
—Esperaré hasta entonces.
Entonces, aquella ninfa del río, regresa al lugar de donde apareció.
