—Kacchan —susurra un pequeño Izuku viendo sus manitas que se aferran a su pantaloncillo buscando alguna cosa qué hacer, tratando de no estallar en nerviosismo o tener alguna especie de arranque de ansiedad pura por lo que estaría a punto de declarar frente a su mejor amigo—, no sabría cómo empezar pero eres bonito.
—¿Bonito? —pregunta de vuelta el joven Bakugō sin entender una pizca de a dónde se dirigía todo eso.
—¡Sí, así es, bonito! —Izuku gira el rostro sintiéndose acalorado por tener que repetir aquello que acongoja su pobre corazón por sentir tanto miedo de la respuesta tan esperada y tan temida—. A mí me gusta Kacchan. Me gustas, Kacchan.
Decirlo fue la cosa más destructiva antes creada.
Afirmarlo sólo lo empeoró.
Por otro lado, Katsuki es el menos afortunado en este repentino encuentro.
—Deku, no puedes decir eso. —Oh, la triste agonía de su corazón vuelve a dar estragos en su ser.
—¡¿Por qué no?! —insiste Izuku, triste, aterrado—. ¿Acaso es por mi edad? ¡Que tenga seis años no debe de ser impedimento! Si ya somos mejores amigos, si ya nos conocemos de toda la vida, si ya hemos vivido y creado tantas cosas, ¿por qué no me permites estar a tu lado?
—Deku, tengo veintidós —la aclaración en la edad del más grande es aquello que lo derrumba.
—¡Pero podemos estar juntos!
—Tienes seis, tengo veintidós, nos llevamos dieciséis años, comprende... —el suspiro de Katsuki hace que Izuku empiece a lagrimear—. Me voy a casar con la señorita Uraraka.
—¡¿Urarararararararaka-san?! —exclama Izuku impactadísimo por tal declaración. Se va para atrás, oprimiendo su triste pecho donde parece que se han metido mil agujas y más de mil flechas lanzadas por el mismo hombre. Ese mismo que yace delante de él.
—Es Uraraka. Y sí... Sabes que siempre seremos mejores amigos, de verdad.
—¡No! —niega Izuku—. De ser así, prefiero morir.
—Eres demasiado dramático, ¿lo sabías?
—¿Acaso no me quieres, Kacchan? —lloriquea Izuku.
—Claro que sí —suspira, se agacha para tomar de los hombros a Izuku—, pero no creo que sea lo correcto. Nos conocemos de toda la vida, aún así has nacido demasiado tarde.
—¿La amas? —Izuku sigue lloriqueando.
—No tanto como al héroe pecoso de cabellos rebeldes. —La sonrisa de Katsuki de alguna manera lo calma—. Creí que no te vería en esta vida, la conocí y me enamoré, pero ahora que recién nos hemos reencontrado no puedo simplemente dejarla por amar a un niño de seis años. Tener que esperarte otros doce años como mínimo... Para ese entonces tendré treinta y cuatro. ¿Qué clase de pareja seríamos?
—¡No me importa si tienes cuarenta y yo veinte! ¡O si tuvieras sesenta y yo quince! —chilla Izuku—. Esta será mi primer renacimiento sin mi Kacchan.
—Ya lo sabías. Lo supiste cuando nos vimos aquella vez.
—Aún así tenía la ligera esperanza que me esperaras.
—Estaba ya comprometido.
—Kacchan...
—Lo siento...
—Te amaré aunque no estés conmigo.
—Y yo haré lo mismo.
***
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El KatsuDeku más soft que podrás encontrar
FanfictionPorque el KatsuDeku soft vende y tengo hambre.