༒︎Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5༒︎

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Llego hasta donde mi padre, su zorra esta a lado suyo y se que él no la cagó, fue ella. Lo veo en sus ojos, tantas visitas al psicólogo y unas bonitas vacaciones en un hospital me hicieron aprender a analizar a las personas.

Me paro frente a ellos, con mi cara de culo habitual.

—¿que mierda hiciste ahora, padre?


—yo...ella

—yo la hice —la voz de zorrichillona interrumpe a mi padre —yo hice la mierda por la que tu padre te ha llamado Ariella.

No hablo, no gestículo, dejo que la preocupación corra por sus caras haciéndoles pensar que no los voy a ayudar. Cuando la realidad es otra, claro que lo haré.

—sigo esperando la información —informo.

Sorpresa, eso invade sus rostros ahora.

—¿me dirán o me largo? —presiono.

—por favor, vamos a otro lugar —suplica la zorra.

—hay un café a dos cuadras de aquí, ¿tienes tiempo hija?

—por eso soy la jefa —les doy la espalda y avanzo, caminamos las dos cuadras y llegamos a una pequeña cafetería.

Entramos y todos fijan su vista en mí, llamo la atención con el vestido negro ceñido lo sé, sumándole que me veo como una celebridad con su guardaespaldas y asistente detrás.

Tomamos asiento en una mesa cerca de la salida, aunque la cafetería no llama tanto la atención. La prensa amarillista siempre esta pisandote los talones.


—ahora sí —dejo mi bolso Gucci en la silla de a lado y mi IPhone sobre la mesa —supliquen mi ayuda.

Comparten miradas y finalmente la zorra empieza a hablar.

—supongo que tu padre nunca te dijo la realidad de como nos conocimos —comienza

—no —digo

—yo trabajaba en un burdel, el más caro de la ciudad, ilegal claro esta. Tu padre llego una noche y pidió a la mujer más cara osea yo; le hice mi espectáculo y el se fue, noches siguieron que el iba y volvía a pedir por mí. Hasta que finalmente decidió que quería comprarme.


La duda me invade.

—exactamente, ¿hace cuanto fue eso?

Veo el rostro de mi padre, se que sabe que ya hice la cuenta y si esta no me falla fue...

—cuando me separe de tu madre —hijo de puta.

claro, mientras mi madre lloraba por su corazón roto tu te ibas con la puta.

—hija...

—¿que quieren?, ¿para que carajos me llamaron?

—sigo arrastrando el faltante del pago por Astrid —la zorra.

—¿3 malditos años arrastrando el faltante de una deuda? ¿enserio padre? —recrimino.

—en ese tiempo mi empresa estaba en buen punto pero después cayeron las acciones y mis inversores desaparecieron así que le di largas a quien se la compré —Astrid baja la cabeza al escuchar que es una compra.

—¿cuánto? —pregunto.

—730 mil dólares.

—bien —saco la chequera de mi caja chica, escribo la cantidad y se lo entrego. —tienes 2 horas para ir a cobrarlo si no lo haces olvídate de que lo active de nuevo.

La ¿bella? y la bestia +²¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora