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|•Realidades que horrorizan•|

Esteban.

¿Que si tengo miedo? Me estoy muriendo de miedo, tenerla frente a frente no era lo que me esperaba, menos que se encuentre detrás de... nuestra hija, algo ácido me deja el decirlo. La pequeña niña no deja de abrazarme y aunque se que una parte de ella es de Ariella no deja de ser mi hija.

Asi que solo acaricio su espalda, veo a mi alrededor y me percato que el niño no viene con ellas.

-¿a quién buscas, mi amor? -me asquea.

-Al niño que siempre viene con... -mierda.

-Acasia-termina por mi. -Así se llama nuestra hija, increíble que se te haya olvidado el nombre de tu propia hija.

En mi defensa apenas hace 2 días que me he enterado que tengo una hija, con ella.

-En fin -prosigue- Creo que los tres nos merecemos más tiempo juntos, como familia.

No, no y no, definitivamente yo no quiero pasar tiempo como "familia"

Niego horrorizado por la idea, eso a Ariella no le gusta.

-¿Te niegas a que seamos una familia feliz? -pregunta y yo asiento, -Ja, te niegas como si tuvieras alternativa. -comenta.

La pequeña Acasia sigue abrazada a mí, como si en algún momento yo me esfumara.
Sigo observando a la mujer que lidera mis pesadillas y que me jodio, los 3 años de libertad por su muerte han sido los peores.

Malas noticias tras malas noticias, no descanse de pesadillas ni de malestares y cada que me despertaba abruptamente de las pesadillas le deseaba lo peor a Ariella Krimhilde.

La que no se esta pudriendo en el infierno como yo pensé y creí tantas veces.

-He visto a tu novia. -Ariella hace referencia a Laura y no de buena forma. -Es bonita pero estúpida.

-No la insultes, Laura no es estúpida. -replico con algo de enojo.

Ariella se acerca a mí, retira a la pequeña de mi cuerpo haciéndola un lado, apretuja mis mejillas en su mano fijando mis ojos temerosos a sus ojos furiosos.

-Tantos años y no aprendes de los errores Esteban -hace más presión en mis mejillas-No has aprendido de lo caro que cobro los errores y este no lo dejaré pasar ¿lo sabes no?

Como la mierda que lo sé y lo cometí creyendote muerta.

Asiento preso del pánico que me sigue y seguirá provocando esta mujer.

-Bien. -me suelta y empieza a recorrer el departamento. -¿Que se siente poder comprar lo que quieras cuando quieras? Porqué eso hace el dinero que me robaste en tus manos ¿no?

-¿Dinero que te robé? -recalco sus palabras.

-Una cuenta bancaria nada difícil de rastrear, tu barata excusa de que era el dinero que le depositabas a tu familia.

Sigues siendo tan estúpido Esteban.

Me reprocho mentalmente.

La ¿bella? y la bestia +²¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora