Música

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Ella había dado un paso triunfante en su camino y el estaba muy orgulloso de ella, por su valentía. Tenía claro que aún le quedaba mucho trecho que andar, pero podía ir tan despacio como quisiera y tomarse todos los descansos que necesitara, la cuestión era que ella tenía que seguir andando. Ir avanzando día a día. Con cada logro que consiguiera, haría que cogiera más confianza en ella misma, y a decir verdad, Emma lo  necesitaba.

Y el seguiría apoyándola, durante cada paso, durante cada centímetro recorrido, el estaría ahí para ayudarla. Para darle apoyo y seguridad.

Presionando suavemente las teclas del piano, creando una melodía de la nada, sonrió dejándose llevar por las notas. Escuchar a Mark tocar el día anterior, había echo que el gusanillo de la música, volviera a fluir dentro de él, instándolo a que se sentara en ese asiento y comenzara a tocar después de tanto tiempo. Tenía pensado ir al club y nadar un poco, pero a decir verdad, la idea de pasar unas pocas horas delante del piano, tampoco sonaba tan mal.

Sintió como sus manos fluían por encima del teclado, presionando una u otra tecla, para crear un sonido, enlazando una nota con otra, hasta tener una melodía. No iba a por ninguna pieza en particular, solo dejo que su memoria recogiera el recuerdo de alguna canción que le hubiese gustado en especial y permitió así, que sus manos la reprodujeran con ayuda del precioso instrumento ante él.

No supo que estaba acompañado hasta que la suave voz de Emma llego a sus oídos, con la misma delicadeza que lo hacían las notas.

--Que hermosa melodía.

El sonrió hacia ella, continuando con la pieza.

--Ven, siéntate a mi lado.

Ella dudo durante un momento, antes de hablar.

--No quiero molestarle.

Negando con la cabeza, se movió ligeramente hacia un lado, para hacerle sitio en una muda invitación, mientras sus dedos seguían volando por el teclado del piano, siguiendo con aquella pieza que parecía gustarle a Emma. El esperaba que ella rechazara su invitación y dejaría vacio ese sitio que el había dejado libre para ella, pero pronto se encontró acompañado por ella, sintiendo la calidez del cuerpo femenino contra su costado.

--¿Cómo se llama la canción?

--No lo sé, mi hermano solía tocarla mucho cuando yo era pequeño, pero nunca pregunte por el nombre.

--Nunca he escuchado nada tan dulce.

Murmuro ella. Casi podía jurar que la mujer tenía sus ojos cerrados, en un intento por poder captar cada altibajo de la suave melodía que sonaba. El tenía los suyos cerrados tras sus gafas.

--Entonces acompáñame, y sigue escuchando. Tocare tanto como quieras. Acepto peticiones, si tienes alguna canción en mente.

Ella rio suavemente, pero no dijo nada. Solo permaneció a su lado, callada y escuchando la canción. Por el momento era suficiente. No tenía por qué tener grandes conversaciones, ni avanzar más de lo necesario. La compañía que se hacían el uno al otro, era suficiente por ahora. Después llegarían los avances, como las conversaciones y el logro de dejar de ser el señor McCarter, para ser solo Noah para Emma. Le gustaría que le dejara de tratar de usted, pero no iba a presionar. Todo a su debido tiempo.

Sintió como su brazo rozaba el de ella, y como el calor traspasaba de una piel a otra. Disfruto del contacto y deseo un poquito más. Daria todo por poder tener un poquito más de la mujer que lo acompañaba en esos momentos, pero no era un iluso, sabía que aquello no era fácil para ella y que en ese mismo momento, estaba haciendo un gran esfuerzo para seguir dando esos pasitos de bebe, de los que hablaba, para poder seguir avanzando en su camino. Sin embargo un hombre podía soñar ¿Verdad?

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora