A veces una disculpa no era suficiente para hacer que la persona que amabas te perdonara. El estaba en esa encrucijada en esos momentos. Su disposición a pedir perdón por su comportamiento, era notablemente alta, pero sabía que la persona a la que dirigiría sus palabras, estaba enfadada con él. Y por lo tanto, exigiría una retribución en forma de venganza. No culpaba a Emma por desear algo así, era lógico debido al comportamiento distante que tuvo con ella durante los últimos sietes días, y para colmo, esa misma mañana, fue un poco cortante con ella. Le esperaba algo realmente malo si ella ponía su mente a trabajar en el método de castigarlo.
No tenía que hacer mucho para hacerlo sufrir, ya que en esos mismos momentos, cuando estaba tan cerca de ella, pero a la vez tan lejos, sentía un gran vacío. No solo en sus brazos, si no su pecho. El agujero negro que parecía ir en aumento con cada tic tac del reloj, lo doblaba del dolor. Era como una perdida, aunque ella estuviese de pie frente a él.
Fue un idiota, lo reconocía. Ahora le tocaba pagar por ello.
Todas las palabras que pensó en decirle cuando la tuviera delante y estuviesen solos, habían volado de su mente como una bandada de pájaros asustados. Cada palabra pensada, ya no existía en la inmensidad de su mente. Todo estaba en blanco. Nada manchaba las paredes de su consciencia.
Rendido ante la inutilidad de intentar recuperar las palabras que medito para Emma, cerró los ojos tras sus oscuras gafas y suspiro.
--¿Nervioso?
Pregunto Emma, rompiendo el silencio que había entre ellos, pero no a su alrededor. La calle estaba atestada de gente y coches. El tráfico era denso por la cantidad de bocinazos que escuchaba y el ir y venir de apresurados pasos, retumbaba en sus oídos, como si de una composición para batería se tratase.
--Y agotado.
--¿Por qué?
--¿Cuál de las dos quieres que responda?
--Ambas.
Sonriendo tenuemente hacia ella, ansiando poder tocarla, extendió una mano para dejarla caer a medio camino. Sería realmente doloroso que Emma echara hacia atrás cuando el intentara tocarla, y siendo sincero consigo mismo, eso sería algo de lo que no podría recuperarse fácilmente. Así que será mejor que esperara a que las cosas se calmasen. No creía que lo que hizo fuese tan grave como para que Emma le privara de contacto, y en realidad no lo había echo, pero a veces era mejor darle su espacio a una persona. Sobre todo si le infligiste daño de alguna forma.
--Quiero disculparme, pero no encuentro las palabras para hacerlo. Y estoy agotado por qué no he dormido mucho esta semana. Por eso me iba en mitad de la noche, de nuestra cama. No quería despertarte.
--¿No era porque no quisieras dormir conmigo?
Aquella pregunta lo sorprendió a tal grado que sintió como su mandíbula crujió cuando la abrió bruscamente por el impacto de sus palabras. No esperaba que Emma interpretara así sus salidas.
--¡Claro que no!
Dormir con ella, abrazarla y saber que estaba ahí en todo momento, era la mejor parte de las noches. Cuando dejaba todo a atrás y se concentraba únicamente en la mujer que compartía su cama y su vida con él. Emma le otorgaba paz, pero ni siquiera en esos necesitados momentos, su presencia pudo hacer mucho por alejar sus pensamientos de él. Y para no molestarla durante su descanso, el salía de la cama tan sigilosamente como era capaz de hacerlo.
Con un poco mas de valor extendiendo su mano y espero a que ella posara la suya sobre su palma. Durante un largo minuto temió por la realidad de que eso podía llegar a no suceder, hasta que el cálido toque de la piel de Emma, le hizo estremecer.
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Cuidaré de ti
RomanceHace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nueva novela. Un borrador que en un principio formaba parte de los Blake. Pero ahora ese borrador a tomado forma y se ha convertido en la nove...