Primeros dias

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Saliendo silenciosamente de la cama de matrimonio que ocupaba una parte importante de aquella habitación de hotel en la cual se hospedaba junto a su monstruo, apoyo las plantas de sus pies en el suelo de madera y camino descalzo hacia la terracita que daba al exterior. Las vistas desde su habitación no eran impresionantes, pero ver la noche iluminada por aquella línea de farolas, lo calmaba de algún modo. Y en esos momentos cuando su cabeza era un lio, lo necesitaba.

Permanecer con Kyle o proteger a Emma... esas eran sus opciones. Su decisión no podía depender únicamente de lo que le dictaba su corazón, pues ambas personas eran importantes para él. Estaba claro que de manera distinta, pero ambos lo eran. Si dejaba que su corazón tomase la iniciativa, Kyle ganaría. Y si era su mente, Emma pasaría al primer puesto de su lista. Su instinto de protección no le permitiría dejar a un lado a una mujer que había sido maltratada y que tenia probabilidades muy altas de encontrarse con el desgraciado que hizo su vida un infierno durante tres largos años, solo por seguir los dictados de su corazón enamorado y embobado por el monstruo de ojos verdes que lo tenía encandilado. Sin embargo, su corazón sufriría como un condenado si dejaba atrás a Kyle.

Así que... básicamente... daba igual porque camino decidiera dar el primer paso, sufriría.

Pasando su mano por su pelo, respiro hondo para intentar centrarse, pero no sirvió de mucho. La acción de deslizar los dedos entre los mechones sueltos, le hizo recordar las incontables veces que Kyle lo había echo a lo largo de esas semanas. El chico parecía tener una fijación con él. Cada vez que su monstruito se entretenía deslizando los dedos entre su pelo, el simplemente se relajaba y permitía que la tranquilidad transmitida por el chico y la suavidad de la acción, le hicieran caer en un momento de paz.

Sin poder negar que lo que más ansiaba era quedarse al lado de Kyle, suspiro cuando su instinto replico. Aunque quería permanecer junto al chico, algo le decía que su deber era cuidar de Emma. Los presentimientos que él tenía, se solían cumplir con bastante precisión y en esos momentos, durante unos días atrás, un sentimiento urgente le hacía inclinarse hacia Emma. Si dejaba que esa parte de él dominara su decisión, tenía que empezar a hacer la maleta, pues tendría que tomar un vuelo en unas cuantas horas. Hasta entonces, exprimiría cada segundo que tuviera en Boston.

Mordiendo su labio inferior, creyó tomar la decisión acertada cuando su balanza se inclino a favor de Emma. Le costaba acatar la idea de distanciarse de Kyle, pero tenía que hacerlo. El trabajo como guardaespaldas era exigente y en esos momentos tenía la oportunidad de cuidar de una mujer que sufrió igual que su hermana. Y esa vez, podía hacer algo para impedir que otra vida inocente, cayera en manos de un desalmado. Si estaba en su poder hacerlo, haría pagar cada golpe que Emma recibió por veinte... el malnacido que se atrevió a tocarla, no volvería a hacerlo.

Internándose en la habitación, contemplo a un dormido Kyle, quien permanecía en lo que debía ser su postura favorita para dormir. Boca abajo, con un brazo bajo la almohada y la cabeza sobre esta, el chico parecía estar en el séptimo cielo en esos momentos. Dejando a la vista una cantidad indecente de piel, Kyle descansaba tras un día bastante movidito. Sin embargo, fue superior a sus fuerzas el no acercarse. Apoyándose sobre sus manos y rodillas en el colchón, cubrió el cuerpo de Kyle con el suyo, dejando que su pecho desnudo entrara en contacto con la piel caliente del chico, presiono un suave beso la nuca de su monstruito.

Pensar que tendría que despedirse de él en cuestión de unas pocas horas, lo ponía de mal humor, pero era necesario. Aun así, se sentía un poco reticente a dejar a Kyle atrás.

Recorriendo con los labios la extensión de los anchos hombros del chico, respiro contra la piel dorada de aquel glorioso cuerpo y maldijo.

--¿Estas intentando engatusar a un hombre dormido?

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora