Tormenta

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Gruñendo por el intenso calor que había en su habitación, pateo fuera de su cuerpo las sanabas que lo cubrían y se irguió a una posición de sentado. Pasando sus manos por su cara y pelo, bufo. ¿Cómo hacia tanto calor? Estaba seguro de que eran las tantas de la madrugada, pero parecía que estaba bajo los rayos del sol, en un árido y sofocante desierto.

Bajando sus piernas por un lado de la cama, se levanto. Ni el suelo de madera, al contacto con su piel desnuda, aliviaba el calor que tenia. Estaba incomodo, a causa de la película de sudor que cubría su cuerpo. Acercándose a la venta, abrió y respiro hondo el aire nocturno.

Hacia bochorno. Un sofocante y pesado calor, causado por una tormenta que aun no había descargado su lluvia sobre la tierra seca.

Sin ganas de volver a la cama, apoyo su mano en el marco de la ventana y dejo que su cuerpo descendiera hasta acomodarse en el suelo de madera. Tenía que enfriarse un poco, entonces iría a por unas sabanas limpias y se daría una ducha. Estaba seguro que eso ayudaría, pero hasta que su cuerpo no se enfriase primero, un poco al menos, no daría un paso hacia su plan.

Apoyando su cabeza en la pared, respiro hondo el cargado aire.

Tenían cinco días más para permanecer en el rancho, antes de tener que hacer las maletas y regresar a Boston. Metiendo de nuevo, en la vida cotidiana y rutinaria que habían estado viviendo meses atrás. Sus deseos eran los de quedarse allí, en compañía de su familia, con Emma a su lado, disfrutando de la naturaleza y todo lo que esta tenia para ofrecer, pero eso no iba a poder ser, no por el momento, al menos. Se había tomado unas buenas vacaciones, pero no iba a renunciar a su mes de vacaciones. En cuanto tuviera la oportunidad, dejaría todo arreglado, apagaría el teléfono móvil y metería su culo y sus maletas en un avión. Y esperaba que en ese viaje, también estuviese Emma.

Si el volvía, era porque su padre había revisado sus correcciones, percatándose de la cantidad de errores que tenían los proyectos que iban a lanzar. No sabía si aquello fue intencional, pero desde luego, el que lo hizo, no tenía mucha idea de lo que era un trabajo de verdad. Si uno sabía lo que manejaba, no intentaría perder prestigio y credibilidad, en una empresa tan importante como la de los McCarter. Era de estúpidos, hacerlo.

Él personalmente, pensaba hablar con Jeff, sobre sus decisiones en cuanto al trabajo. No podían tener a un inepto como él, entre sus filas. De lo contrario, tarde o temprano, iba pifiarla del tal modo, que nadie sería capaz de arreglar el desastre hecho.

Pero por el momento, disfrutaría al máximo el tiempo que le quedaba en el rancho, lejos de documentos, llamadas, reuniones y demás cosas, en las que se ahogaba un poco cada vez. Tarde o temprano, tomaría la decisión correcta en cuanto a su futuro, y esperaba que fuese la adecuada para él.

Sus oportunidades eran escasas, si no podía hacer cualquier tipo de trabajo manual, y quedarse dentro de una oficina para hacer los papeles no era lo que quería, aunque comprase su propio lugar. Daba igual que contratara mano de obra. Si él no podía revisar el trabajo y saber que todo iba bien por sus propios ojos, no podría vivir del mismo modo que su tío.

Sin muchas opciones, golpeo ligeramente su cabeza contra la pared.

Nunca se había sentido tan impotente y enfadado por ser ciego. Hasta ahora lo aceptaba con tranquilidad y vivía su vida como tan bien como podía. Tenía un gran trabajo y una buena vida, pero no era ni el trabajo de sus sueños, ni la vida que quería. Estaba harto de tener que depender de otros ojos. Quería poner sus manos ante sus ojos y poder verlas, pero eso era un sueño inalcanzable. Lo sabía muy bien, entonces... ¿Por qué se seguía torturando? ¿Era un masoquista? El solo quería vivir su vida a su propia manera. Nada más.

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora