Recorriendo los pasillos de un enorme supermercado, el aun seguida subido en un nube por culpa de la confirmación más esperada de su vida. Ya sabían que estaban embarazados, pero saber que todo iba bien y que efectivamente eran dos, fue como un ramalazo de felicidad que aun corría por sus venas.
Esbozando una boba sonrisa mientras caminaba al lado de Emma y Sean, quien les estaba ayudando con las compras, era incapaz de centrar su mente en lo que tenían que hacer en esos momentos. Una imperiosa necesidad de echar la cabeza hacia atrás y gritar su alegría, bullía con demasiada fuerza dentro de él.
Ti8empo atrás, cuando no conocía nada sobre lo que ocurrió con el de pequeño, pensaba que no llegaría a experimentar la felicidad que trae consigo un bebe, pero estaba claro que el destino tenía algo distinto preparado para él. Un año y cuatro meses atrás, el conoció a la única persona que había conseguido amarlo sin restricciones, dándole no solo una vida plena, sino una felicidad absoluta al concederle la oportunidad de formar una familia en el entorno que el mas amaba. El rancho estaba listo para darle la bienvenida a un par de revoltoso ángeles, que correrían por los alrededores y se criarían junto a la gentileza y la nobleza de los animales.
Emma y su amor, habían echo de él un hombre completamente nuevo.
Y tenía muy claro que era gracias a ella que el pudo seguir un sueño que pensaba que iba a dejar aparcado para el resto de su vida. Así que ahora, las sabias palabras de su tía, resonaban dentro de su cabeza, haciéndole preguntarse una cosa ¿Estaría bien pedirle matrimonio en esos momentos?
La sensación de que algo iba a pasar, seguía siendo muy real dentro de su pecho, pero el amor que sentía por Emma, su deseo de seguir formando una enorme familia a su lado, y ser capaz de formar parte del día a día de esa increíble mujer, le hacían querer formalizar todo de un modo mucho más serio que unas pocas palabras. No creía que un puñado de papeles hiciera a alguien marido o mujer, eso lo hacia la convivencia, la confianza, el respecto y el amor profesado por ambas partes, pero formalizar todo tampoco era una mala idea.
Sin embargo, no quería que creyera que todo aquello derivaba de su embarazo... ¿Sería mejor esperar? Si, probablemente, si, pensó con un ligero suspiro.
--¿Qué pasa?
Pregunto Emma, al escucharlo. Rodeando la cintura de su chica con el brazo libro, presiono un beso sobre su cabeza, mientras sonreía. Esperaría, ella se merecía un momento único para recordar cuando el dio el paso de ponerle un anillo en el dedo.
--Estoy tan contento de que todo vaya bien con los pequeños, que tengo ganas de gritar.
Emma se rio, cobijándose suavemente en su costado, caminaron lado a lado mientras iban metiendo distintas cosas en el cesto de hierro que formaba el carro que Sean empujaba en silencio.
Iban a dar una segura fiesta por la futura llegada de sus hijos. Montones de comida y bebida serian dispuestas a lo largo de dos mesas grandes y plegables, en el patio trasero donde estaban los árboles frutales de Emma. Un manzano, un naranjo, y un limonero. Era muy consciente de que tendría que coger un pequeño trozo de terreno de los campos por los que corrían los caballos y el ganado, para darle a Emma un lugar más amplio donde tener árboles frutales. A la mujer parecían encantarle, casi tanto como el huerto que predominaba uno de los laterales de la casa, el más próximo a la cocina.
Sin importar las modificaciones que tuviera que hacer en el rancho, haría todo lo posible para que Emma fuese feliz en el lugar. Aquel terreno y todo lo que había dentro, era propiedad de los dos. Inscrita en las escrituras de la casa, Emma era la propietaria del lugar y podía hacer y deshacer a su antojo. Sin embargo no parecía interesada en ese tipo de cosas.
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Cuidaré de ti
RomanceHace algún tiempo, mientras escribia otra de mis novelas, Te amo, Bradley, me llego la Inspiración De Una nueva novela. Un borrador que en un principio formaba parte de los Blake. Pero ahora ese borrador a tomado forma y se ha convertido en la nove...