Adquisición

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Le había costado, pero finalmente estaba allí. Parado frente a la puerta del apartamento en el que vivía Kyle con un compañero de universidad, se obligo a respirar hondo y conseguir un poco de valor para hacer frente al monstruo de ojos verdes, al cual llevaba tres días sin ver. Cuando Noah le dio vía libre durante dos semanas, su primer pensamiento fue llegar cuanto antes al lado de Kyle y hablar con el todo el asunto del viaje y su relación. No iba a aceptar que aquello se terminara. Aunque fuese a distancia, al menos durante un periodo de tiempo, quería mantener su noviazgo con él, porque estaba enamorado y se negaba a que la historia que apenas acababa de comenzar, acabase de forma abrupta por no darle una oportunidad de prosperar. No todo era un camino de rosas en el amor, así que aunque costase, lucharía por lo que sentía por Kyle.

Presionando el pequeño botón del timbre a un lado del marco, espero a oír los pasos de Kyle acercándose, pero no ocurrió nada. El silencio reinaba al otro lado de aquella puerta de madera, así que insistió. Lo hizo una y otra vez durante diez largos minutos, pensando en positivo al decirse a sí mismo que seguramente el chico no estaba en casa y que por eso no contestaba. Otra parte de su cerebro le decía que estaba, pero que como sabía que era él, no quería abrirle.

Sintiendo como se desanimaba con cada segundo que pasaba, salto un poco sobre sus pies cuando la voz de un hombre llego a sus oídos.

--¿Eres amigo de Kyle?

Girando sobre sus talones, comprobó con la mirada quien hablaba tras él y frunció el ceño al percatarse del atractivo tipo que le devolvía la mirada desde una cara bonita a una altura veinte centímetros más abajo que la suya. Debía tener la misma edad que Kyle, pero ahí donde su Monstruo era grande, ancho y rubio, el chico frente a él era todo lo contrario.

--¿Lo eres?

--Si. ¿No se encuentra en casa?

El chico suspiro un poco al pasar por su lado, sacando las llaves mientras tanto abrió la puerta con rapidez, entrando al interior del silencioso apartamento.

--Claro que esta. Pero está deprimido y ha entrado en modo hibernación.

--¿Modo hibernación?

Instándole con un movimiento de la mano que pasara, le sonrió desde abajo antes de contestar a su pregunta. Captando el fugaz destello de un par de hoyuelos, presto atención a las palabras del chico.

--Así es. Vive atrincherado en su madriguera. La oso-cueva. Se pasa el día reventándose los tímpanos con esa música que el escucha y gruñe cuando ve signos de vida humada. Así que era imposible que te escuchara. Perdona sus modales.

Explico el chico, señalando con un acusador dedo hacia la puerta cerrada a su izquierda. Negando con la cabeza, miro en esa dirección, deseando pasar a través de ese umbral y encontrarse con Kyle para poder rodearlo con los brazos durante un momento. Su cuerpo le gritaba que lo hiciera cuanto antes, pero se contuvo por respeto al otro inquilino de aquel apartamento.

--¿Cómo te llamas?

Le pregunto al compañero de piso de Kyle.

--Soy Logan.

Ofreciéndole la mano, sonrió hacia Logan.

--Me llamo Sean. Encantado.

--Igualmente. ¿Vas a intentar aventurarte al territorio del oso? No es aconsejable, pero es tu vida, así que... Haya tú.

Riéndose un poco ante el tono que el chico empleo, asintió levemente y se acerco a la puerta. Alzando la mano para tocar, escucho la voz de Logan a su espalda una vez más.

Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora